domingo, 6 de agosto de 2017

JESÚS MORALES RUIZ - Abstracción de Luz - En el marco de la celebración de sus 43 años de Vida Artística



JESÚS MORALES RUIZ
Abstracción de Luz
En el marco de la celebración de sus 43 años de Vida Artística

"ESE VIEJO TEMA"
"Después de haber visto y analizado las obras del pintor Jesús Morales Ruiz, se aprecia que el eterno tema de las Flores, Paisajes y Bodegones, sigue teniendo vigencia.
La disyuntiva está, en cómo se trata, v no cabe la menor duda que Jesús Morales Ruiz da a ese "Viejo Tema"
una calidad y una nueva expresión por su espiritualidad, al tratamiento de estos motivos.
Estas nuevas obras de Morales Ruiz, me confirman que estoy frente a un artista serio y preocupado. Recordándome aquel verso del gran poeta Rubén Darío "La Virtud consiste en ser tranquilo y fuerte, con el fuego interior todo se abrasa, se triunfa del rencor y de la muerte y hacia Belén la caravana pasa".
 Pedro Ángel González - Premio Nacional de Pintura (1941)

"PAISAJES EN EL TIEMPO"
"La claridad de los actos, reviven senderos de esperanza y acto de pintar como lo    hace Jesús Morales Ruiz, con el empeño y la disciplina del creador... permiten reiterar, de manera transparente, la satisfacción que nos produce los logros obtenidos.
 Paisajes en el tiempo es el mundo interior de Morales Ruiz, donde nacieron azules en la brisa y se perciben calladas ausencias para perpetuarse en la cercanía".
Ramón Vásquez Brito - Premio Nacional de Artes Plásticas  (1950) 

LAS DIMENSIONES PLÁSTICAS PSICOLÓGICAS EN LOS PAISAJES DE MORALES RUIZ.                                                                                                                      
La concepción paisajistica de Jesús Morales Ruiz no es el producto de un acercamiento descriptivo a la realidad morfológica de su entorno, por el contrario, es el resultado de un reco­gimiento espiritual. Cada cuadro es la traducción sensible de una determinada ubicación imagi­nativa que no se identifica con ninguna referencia reconocible. Esto explica que la exhuberancia de nuestra vegetación, la tropicalidad de nuestra luminosidad, la densidad de nuestra temperatu­ra y la accidentalidad de nuestra topográfica no quedan incorporadas en su obra. Más allá de cualquier estimulo perceptivo, la fuente de sus resoluciones se identifica con una introspección muy sosegada que no le deja cabida a ningún ingrediente estridente: la visión apacible de la vida se convierte en la condición necesaria y en el requisito suficiente de su versión plástica.                                                                                  
Esa quietud motivacional alcanza efectos plásticos muy ramificados: los espacios abier­tos, las atmósferas iridiscentes, las transparencias reverberantes y las perspectivas abarcadoras constituyen el registro básico de su alfabetidad. Un rápido recorrido sobre estos aspectos nos reporta que, en Morales Ruiz, el espacio asume una doble condición. Por una parte, es temática plástica y, por otra, es enfoque conceptual. En el primer sentido se solventa como dimensión visual proyectada, horizontal y verticalmente, mediante la representación de lo amplio y de lo vasto. Pero estas denotaciones no se restringen a la exclusiva evidencia sensible, sino que tam­bién se prolongan hacia connotaciones psicológicas que se relacionan con lo desahogado y de lo desembarazado, con lo despejado y lo limitado. Con toda la propiedad puede afirmarse, en esta obra. el espacio adquiere simultáneamente, una singularidad desdoblada: es evidencia pictórica y es revelación ilusoria.                                                                                                               
Esas acepciones de lo espacial se apoyan en las resoluciones de lo atmosférico. En efecto, este aspecto adquiere una condición muy protagónica en la propuesta de Morales Ruiz. La razón puede encontrarse que para enfatizar las implicaciones de lo supuesto, de lo imaginario, de lo aparente, y, en definitiva, de lo más recóndito de lo introspectivo, no hay nada mejor que la sensación envolvente que proporciona lo neblinoso y lo nebuloso. Estas impresiones vaporosas asumen propiedades climáticas muy especiales, en virtud del comportamiento iridiscente de los colores tonales. Para darle fuerza a este enfoque, nuestro artista eleva la luminosidad de sus cuadros y hace que todas las combinaciones cromáticas se subordinen al blanco. Por eso, los referentes se des materializan, los ámbitos se enturbian, las focalizaciones se alejan de lo nítido y la temperatura se hace más húmeda. Es aquí precisamente donde surge el aporte de la transparencia: concretar una síntesis entre los planos integrados de un espacio y las sensualidades térmicas de una atmósfera. En el caso específico de Morales Ruiz, lo que emerge es una translucidez en donde el horizonte se refleja, las nubes se desplazan, las luces se encienden, los vientos se atenúan, los elementos se disuelven, las instancias se esfuman y las perspectivas se extralimitan. Todo esto ocurre en unos mismos recuadro s que sirven para fusionar los enfoques delicados y liricos del paisaje plástico con los estatutos imperturbables e introspectivos del paisaje psicológico.

Víctor Guedez  - Crítico de Arte                                                                                                                      


Jesús Morales Ruiz      
Artista Plástico

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