jueves, 19 de noviembre de 2015

MIRIMARIT PARADAS - Pasión por El Arte


Poetisa Mirimarit Paradas

MIRIMARIT PARADAS - Pasión por El Arte







       MIRIMARIT PARADAS        
Pasión por El Arte

Miriam Maritza Paradas Liendo mejor conocida como Mirimarit, nació el 8 de Mayo de 1958, en Barquisimeto Estado Lara. Licenciada en Letras, egresada de la Universidad de los Andes (ULA); Profesora en la Especialidad de Castellano y Literatura, egresada del Instituto Universitario Pedagógico Experimental Libertador de Barquisimeto (I.U.P.E.L). Artista polifacética (docente, crítica de arte,  promotora cultural y locutora) de larga y reconocida trayectoria, que ha contribuido al desarrollo cultural del Estado Nueva Esparta, formando parte de su historia. Su espíritu rebelde, rompe todos los esquemas de lo convencional, que la convierten en una poetisa autentica y original. Se involucra con entusiasmo  en todas las actividades culturales que se realizan en la isla, tales como: exposiciones de pinturas, charlas, cursos, programas culturales radiales y escribe críticas de arte tanto para instituciones como artistas plásticos.
A lo largo de su carrera  ha recibido varios Premios y Reconocimientos entre los que se destacan: Premio Cultural Poeta del Mar Francisco Lares Granados, otorgado por la Fundación Cultural Cubagua (1983); El Círculo Internacional de Las Artes del Estado Nueva Esparta CIANE, le rindió un merecido Homenaje en el VII Salón “Las Mujeres en El Arte”, realizado en el Sambil Margarita  en el 2008; Nominada al Premio Francisco Salazar Martinez, Premios CIANE (2014 - 2016).

 ABSTRACCIONISMO LIRICO
Jesús Morales Ruiz es uno de los creadores más representativos de este siglo, es un artista de una impresionante carga lírica  y dramática, quizás porque se sabe conocedor de otras áreas relacionadas con el universo, su energía y su presencia. En sus obras artísticas se vislumbran los amplios corredores, esa búsqueda interminable, ese fin que no es otro que sorprender al espectador, ese afán de hombre que realiza un oficio y además lo cumple con honestidad, entregando y entregándose... Dando de sí lo mejor y colocando en el todo lo que conoce y sabe.  Ante cualquiera de sus pinturas, de sus cuadros, ante la más insignificante pincelada, queda claro que Morales Ruiz logra su propósito a plenitud y además con resolución y seguridad, resolución de quién se sabe conocedor del camino y la seguridad del artista que se conoce los secretos de su hacer y quehacer creativo.
Los dos aspectos o ciencias en que se fundamenta el arte de la pintura, -el dibujo y el color- se hacen presente en su obra en un nivel eminente. Convirtiéndose en instrumentos dóciles y aptos para capturar los más reguardados contornos de la realidad marina, aprisionándola en pinceladas firmes, sólidas, vibradoras; líneas que emergen a veces con una marcada turbulencia o placidez... dulce, lírica o ruda en su expresividad, pero siempre exacta, ceñida a la forma y entreabriendo las compuertas para el juqueteo con el color, ese reto que todo pintor asume como el imán irresistible, reto que Jesús Morales Ruiz acepta y triunfa en sus logros a fuerza de estudio, paciencia y sabiduría, logrando así; el único color posible, ese tono irreemplazable, esa relación necesaria, esa cantidad de pasta suficiente, ejecutándola con la naturalidad que se manifiesta en la mano confiada, sin retoques que ensucien sus trazados, sin titubeos que hagan la pincelada infirme, sin errores que obligen a la correción decepcionante.
En el paisaje, especialmente, donde el virtuoso dibujante no tiene por qué someterse a formas intangibles, a perfiles únicos; donde cada cosa admite en su apariencia cierta laxitud, porque no se define como individuo sino como especie, Jesús Morales vierte sobre el lienzo todo el juego de los colores de su paleta, con pasión, con lujuria, con desenfadada alegría. Recuerdo haber visto en una oportunidad uno de sus cuadros, de repente me vi sola en aquel dramatismo, en aquel torbellino de olas que iban y venían, estaba sola, mínima ante aquellas asombrantes pinceladas, observando la profundidad de unas manchas donde resaltaban destellos de naranjas, azules, amarillos y ocres. Todo sobre la bordadura de un blanco que subrayaba el ribazo y se convertía en rompiente de luz, en ese imprescindible vértice y escollo radiante, en un breve toque niveo, entorno al cual la composición adquiría un orden y una jerarquía que terminaba, sin reparo posible, en aquella luminosidad sobre las aguas.
Sus paisajes marinos, al igual que la poesía trastocan las fibras y hacen aflorar  sensibilidades, despertando la profunda y única misión de la creación, el fin estético y sublime "la propia vida". En sus obras artísticas lo blanco, lo azul, lo amarillo, el ocre y el naranja se congregan para dar forma a la unidad temática de su obra. Lo blanco nos conduce al encuentro con la originalidad, a esa soledad que guarda y esconde con recelo hasta límites invisibles, lo azul nos despierta y nos hace sentir la quietud, el relajamiento, el sosiego, ese desenvolvimiento dulce y efervescente, que abre o divide la blancura o la luz y es que para este artista, el color no es un simple instrumento de su labor, es una chispa o vibración interna en la que forma y contenido se acoplan. Cada verde, cada gris, cada tono se hace sentir con un marcado sentido humano, en el conviven lo que se calla, lo se esconde... Con la magia inalcanzable, pudiéramos decir entonces; que en Jesús Morales nos encontraremos con el artista que aunque solo, atrapa la luminosidad de un sol único e irrepetible, pero también el de nosotros, un sol que lleva ese hechizo del atardecer sobre el mar, enfrentándonos a nuestros extremos íntimos del infinito esplendor.
Aquí tienen el fruto no de un día, ni el resultado de una intuición genial, aunque la genialidad del artista, su don innato tenga parte indudable. Es el resultado, más que nada, de horas enteras de trabajo, de ensayos, de tentativas una y otra vez repetidas, de pruebas, de ejercicios, producto del no dormir... de ese sudor que te invade cuando sabes que estás próximo a producir algo importante, de ese proceso que se lleva a cabo, naturalmente, sin prescindir de la realidad en que el artista se motiva e inspira.
Mirimarit Paradas

FIGURACIÓN & ABSTRACCIÓN                                                                              
Toda manifestación artística, necesita de la participación creativa del artista… para intensificarse como torrente, como esa pulsación que remueve la fibras de los espectadores y que al mismo tiempo se internaliza y se hace huella, viento que roza suavamente la atmósfera, mirada exploradora que nos devuelve la grandiosidad y desnudez de una propuesta que se asoma y alimenta el espíritu.
Jesús Morales Ruiz, ha venido demostrándonos durante estos 41 años de trabajo y entrega en el ser y hacer de las artes plásticas. La grandiosidad de una obra, que, surge de una búsqueda estrechamente cohesionada y conectada a nuestra naturaleza; como producto del estudio y la disciplina diaria, alimentada de nuevas tendencias, sellando la majestuosidad de una propuesta que comunica y motiva al espectador, provocando en él…  interés por la investigación y el conocimiento.
Y es que sus raíces están entrelazadas a nuestra región oriental (Sucre -Nueva Esparta), transformando esa visión del paisaje y sus montañas e introduciendo la multiplicidad de matices, de trazos que señalan la energía sublime de un viento que se instala y complementa la riqueza de una pincelada, llevando implícito un lenguaje, una imagen que se pudiera llamar vanguardista, pues como creador se inventa sus marinas, con sus rosados, sus blancos, sus azules, y sus destellos… que enamoran las pupilas.
 Su ser y hacer no solo está relacionado con la pintura, pues su espíritu creativo, le impulsa, a la búsqueda de nuevos horizontes que complementen su labor, conduciéndole por los vericuetos de la escritura y el periodismo cultural –manteniendo durante algún tiempo- una página de Arte en el Diario El Caribe, además de su trabajo en Tarot y hasta sus practicas deportivas, llegando a convertirse en Sensei, cinta negra (4to DAN).
No puedo dejar de mencionar la creación del Circulo Internacional de las Artes, ventana que le ha permitido proyectarse como promotor cultural, dándole oportunidad a nuevos artistas y creadores consagrados para la exposición de sus obras. Rindiendo homenaje a reconocidos artistas plásticos y otras figuras vinculadas al ilimitado mundo de las artes, la música, la escultura y las letras.
Jesús Morales Ruiz, se ha convertido en referencia histórica del transcurrir evolutivo de las artes en nuestra tierra de azules… como le llamaba el Maestro de maestros “Luís Beltrán Prieto Figueroa”, pues quién no ha presenciado  en alguna oportunidad la entrega de los Premios CIANE, donde se han hecho presentes respetados críticos, artistas plásticos, músicos, escritores, periodistas, dramaturgos, empresarios y personalidades que han contribuido en el desarrollo y enaltecimiento de nuestra identidad cultural.
Hablar de su trayectoría es hablar del hombre, del amigo, del creador del Museo de Arte Pedro Ángel González –Centro de Arte La Mira CCT- que ha venido abriendo espacios para exposiciones, muestras, recitales, conciertos, obras de teatro y todo tipo de manifestción que alimente el espíritu, y nos convierta en seres más humanos y respetuosos de la naturaleza.
No puedo dar por finalizada, estas cuartillas que emergen de mi cercanía con la obra y el trabajo de Jesús Morales. Sin mencionar sus ovacionadas y reconocidas exposiciones Mujeres en el Arte, Virgen del Valle y otras en los espacios del Centro Comercial Sambil, un trabajo laborioso y disciplinado que realiza al lado de un organizado grupo de trabajo, gracias a la apertura de los directivos de este reconocido espacio comercial de nuestra isla.
Mirimarit Paradas

JESÚS MORALES RUIZ Y SU COMPLEJO CULTURAL LA MIRA
 “Uno de los mayores atractivos que posee nuestra isla de Margarita, además de sus paisajes, de sus pescadores de hombres y mujeres de rostros curtidos por la faena diaria, es la  dedicación y entrega en el trabajo creativo de sus artistas, poetas y cantores y lo que es más importante de hombres y mujeres preocupados por la búsqueda de espacios  donde armonicen y logren transmitir a los espectadores sus obras, composiciones literarias y musicales.                                  
Es por ello que desde el año 2005, se comenzó hablar de La Mira CCT, cuando sólo era un proyecto de un soñador, de un hombre preocupado por todas las actividades relacionadas con las bellas artes, desde que le conozco soy testigo de su trabajo… de sus preocupaciones, de sus alegrías y sus logros al ver como poco a poco su amplio complejo diseñado para proyectar las obras de los artistas comenzaba a tomar forma, y es que observarlo es atrapar esos azules que poco a poco tejen conceptos y propician la atmósfera adecuada para mostrar con orgullo este espacio a los seguidores de la estética. Y La Mira CCT, emerge como un espacio paradisíaco, espiritual y Artístico, un espacio que cuenta con un Museo que lleva el nombre de un importante baluarte de las artes, un gran maestro Pedro Ángel González, convirtiéndose en emporio cultural como existen muy pocos en nuestra isla, pues considero que deben cumplir las funciones para la cual fueron creadas, pero sin desligarse del confort y el servicio que se debe brindar a los creadores, artistas y visitantes en general.                                   Es por ello que desde el año 2005, se comenzó hablar de La Mira CCT, cuando sólo era un proyecto de un soñador, de un hombre preocupado por todas las actividades relacionadas con las bellas artes, desde que le conozco soy testigo de su trabajo… de sus preocupaciones, de sus alegrías y sus logros al ver como poco a poco su amplio complejo diseñado para proyectar las obras de los artistas comenzaba a tomar forma, y es que observarlo es atrapar esos azules que poco a poco tejen conceptos y propician la atmósfera adecuada para mostrar con orgullo este espacio a los seguidores de la estética…                                                                            Un complejo que además de 2000 metros de áreas verdes, contará en un futuro con 5 locales comerciales, el museo y 19 departamentos, ofreciendo actualmente habitaciones con todos los servicios, incluyendo internet y televisión por cable; cabe destacar que el espacio o sala de exposición ya cuenta con más de 90 obras exhibidas para deleite de sus espectadores. Dando además la oportunidad a los artistas para proyectar y vender sus obras, inaugurándose con la muestra de importantes maestros regionales, cada uno con su estilo, su manera original de acercarse y trabajar en el hecho artístico, cada uno con su bagaje de sueños, con esa mirada extendida sobre ese extraño mar que nos circunda: Ramón Vásquez Brito, Asdrúbal Marcano  y Ángel Hurtado, creadores que son ejemplos para nuevas generaciones, enriqueciendo con su presencia estos espacios, expandiendo su riqueza artística y espiritual y sembrando las huellas de una historia que les hace trascendentes e indispensables a la hora de acercarnos a un estudio serio de nuestra historia de las artes contemporáneas. Hoy nuestra isla de azul y viento… como le llamaba el Maestro de Maestros Luis Beltrán Prieto Figueroa, extiende el amplio vuelo de alcatraces, expande sus ecos sobre sus paisajes y nos regala una adecuada edificación para la realización de conferencias, presentación de libros y revistas, conciertos y otros eventos relacionados con las artes en general. Adelante…  sea usted el testigo del nacimiento de un espacio que desde hoy es suyo, disfrútelo, proyéctelo”.
Mirimarit Paradas.

MUJERES EN EL ARTE - IV Salón                                            
Esparcir con propiedad el paso inusitado de la lujuria... Transformada en pasión, es dejar entrever lo que estaba silenciado, oculto, atrapado entre las voces de otras lenguas, pequeñas ondulaciones que nos hablan de presencias perennes, de trazos, de azules, vestigios y matices. Huellas adheridas entre las piedras, maderas, grietas, en la silueta de un desnudo o agujeros diluidos en las aguas que seducen los soportes del quehacer artístico. Emerge la expresividad de lo corpóreo a través de sus tintas, el transitar de un paso en profunda libertad, lo sublime de un gesto atrapado en un instante, las formas embriagando los espacios con la fuerza entrelazada de la mujer, de lo femenino que se apropia de la esencia y la materia, de los cuatro elementos que demarcan la existencia: Tierra, Aire, Agua , Fuego; energía y vitalidad de una mujer apropiándose y expandiéndose a si misma, propiciando y propiciándose la introspección, condición que motiva y obliga al espectador a vivenciar los sueños, las huellas más allá de los tiempos en pigmentos y mezclas, en ese tránsito efervescente guarnecido en la memoria.
 El devenir de la historia, de lo abstracto, de lo artístico... Nos catapulta a esa extraña trilogía entre lo físico, lo místico y lo erótico, considerables ejes en los cuales transcurre gran parte de la visión del hombre y la mujer por este mundo que habitamos. Los trabajos de estas mujeres en forma muy particular logran reflejar una impecable fuerza, al mismo tiempo que provocan esa conciliación necesaria entre la simbología y el trazo, entre las voces que se manifiestan íntegras como en todo viaje iniciático, ellas descubren y transitan el camino y sólo pueden regresar a el a través de sus búsquedas y sueños. Exploración y sueño como total desarraigo, como iniciación que involucra y aclara la aparición de las imágenes... Esas que para nosotros también son naturaleza, paisaje adentro, siguiendo definiciones extremas, espacios donde el artista se encuentra en el umbral del rompimiento, la recomposición, la fantasía. Donde toda rasgadura, arañazo y caricia comienza por el cuerpo, por ese paisaje atrapado en la retina, por esos espacios que nos unen y entrelazan a la intimidad... Por ese «corpus» de fuerza y creación registrado en el trazo, espacio donde humo, presencia, transformación y piedra se interrogan con idéntico rostro.
Esta muestra de mujeres en el arte (IV Salón - Homenaje a Margarita Pereira), constituye el universo gestando su individualidad propia. Mujeres reconstruyendo el mundo en proceso continuo que comprende por lo menos cuatro estados: Realidad, experiencia, símbolos y signos, abstracciones que se mezclan con nuestras propias experiencias, demarcando líneas en ese hilo inaccesible y al mismo tiempo tan necesario para la virtud creativa, proceso que no es diferente a la paralización instantánea, ese generar, sintetizar y reacondicionar ese mundo de posibilidades que emerge y se hace instrumento necesario y universal, en la condición fundadora de toda expresión o manifestación significativa.
En cada una de estas mujeres, lo gráfico, lo abstracto, la línea y el trazo emergen como una opción de referir desde la soledad de la búsqueda, desde la rapidez del vistazo un complejo de conceptos o vivencias, obras donde lo gráfico asoma aquella manera heterogénea de expresión, que descubre las ilusiones espaciales y temporales, que revela la estructuración constituiva y que al mismo tiempo es libre, de recomponer, de absorber porque sólo requiere de indicios para significar. La actividad gráfica propone señales y no el objeto, persigue la huella y no la cosa, exhibe  la forma originaria de toda metáfora.
Aquí están ellas, con sus enigmas y sus aciertos en el oficio artístico, con sus dibujos como la escritura de la imagen, con sus trazos que constituyen otro esquema de la vida, con sus creaciones pobladas de naturaleza, de aguadas, de lo místico y lo indescifrable. Aquí están ellas... Como artistas, investigadoras y estudiosas integrales, envueltas en incesantes búsquedas  y diferentes planteamientos conceptuales, todas unidas por una personalidad versátil e intelectual, ellas y sus obras geometrizadas en espacios ,  explorando en líricas acuarelas, signos zodiacales, gráficos, huellas de tinta, pasteles, esmalte, óleo, emotivos collages, emergiendo con sus siluetas danzantes, profundas, henchidas de lo antiguo y lo sagrado, tan próximas a la tierra en su firme equilibrio visual.
MIRIMARIT PARADAS

No deja de seducirnos la intencionalidad que un artista, en su apabullante apogeo de su hacer y quehacer creativo de las artes -cinéticas, ópticas, electrónicas, objetuales- que estas, y muchas más constituyen las variedades del arte contemporáneo, escoja para expresarse; si cabe hablar en estos términos, de seleccionar la pintura... Pintura que no solo se hace con pinceles y colores sobre una superficie bidimensional, sino que se construye en la medida en que el artista se involucra con su entorno, investiga y se pone a tono con las nuevas tendencias. Cada artista tiene su lenguaje, que corresponde a una mecánica interna de su elaboración -de transustanciar, para ser más exactos- la materia que va servirle para realizar su reflejo e imagen interior. En oportunidades, este lenguaje se forja con trasposiciones, equivalencias, símbolos y signos... En deliniamientos y en la representación más pura, donde los objetos de la realidad, si aparecen, se dejan ver sólo mencionados o con una distensión metafórica. Otras, el lenguaje se compone necesariamente, con una necesidad instrumental, de sustantivos, es decir, objetos reales, que bien por propia virtud de su apariencia, por la relación que los une -relación natural o impuesta por el artista con un fin-, o por la técnica con que ha sido caligrafiados, exponen elocuentemente el propósito del autor y se hacen elementos de la comunicación y emotividad.
Sin lugar a dudas Margarita... Isla de azul y viento, como le llamara el Maestro de maestros Luis Beltrán Prieto Figueroa, es tierra bendecida por el arte. Y para probarlo se me vienen a la memoria poetas como Pedro Rivero Navarro, José Lira Sosa , Pedro Celestino Vásquez y Vásquez, quién está próximo a cumplir el primer centenario de su natalicio (24 de septiembre); y los buenos amigos Ángel Félix Gómez y Gustavo Pereira; de músicos como Inocente Carreño, o de pintores, como Ramón Vásquez Brito, Pedro Ángel González, Francisco Narváez, González Bogen, Omar Carreño. Los cuales nos obligan a creer en la magia propiciatorio de este pedazo de suelo nuestro que, soñando con destinos navegantes, rompió sus amarras con la tierra firme, se lanzó al mar, como bajel... tendido al viento el velamen verde de su manglares, y se hizo ínsula adelantada de Venezuela.
Aquí, en nuestra isla, que el sol guaiquerí hace brillar como oro sobre el amplio regazo del Caribe, se vislumbra ante ustedes una muestra pictórica, que señala el camino trazado por el artista y su obra... que a veces puede dejar destellos de esa fuerza inspiradora que no es otra que su azul, eterno portal de ciudad marinera, presencia constante, divinidad perenne donde el margariteño siembra, construye y brega, en un eterno ritual.  Marcada por la multiplicidad que se desborda de lo estrictamente plástico hacia todas las vertientes de lo humano, dibujándonos la verdadera dimensión de un artista integral, que aspira y busca el enriquecimiento de su obra con todas las aportaciones que, desde innumerables parcelas de la cultura, van a verterse de alguna manera en la cuenca de lo estético, para sufrir la transformación que las hace material  de arte. Partiendo del concepto de obra de arte como elemento y objeto vital, es decir, como criatura que resume y concreta un modo de sentir y asumir la vida, un modo personal y, a menudo, incomunicable, concepto que inspira toda obra. En otras palabras estamos hablando de creadores que nos sorprenden por la variedad de recursos, por ese jugueteo de los signos, por esa efusión lírica, en algunos casos saturada de poesía soterraña, que emerge en borbotones libres, de la serie de cuadros que hoy cubren las paredes de este espacio.
Inmersos en este crítico ambiente de buen gusto y luego la gracia de cada artista en el lienzo... la atmósfera del óleo, el pastel o cualquier otra técnica, para después comentar el fino sentido artístico de la pintura armonizada con la intención directa de la obra, sometiendo la intención al entorno en que forzosamente debe permanecer el cuadro. En esta muestra se emplea una factura envuelta, que evita toda violencia de toque... construyendo el volumen a veces con discretas medias tintas en grises, azules, grises verdes. Un gusto donde lo masculino y femenino se entrelazan... impulsando la energía que se cuela a través de los paisajes y las formas, de la figura y de lo abstracto, cubriendo a veces de manera uniforme la tela con una pasta espesa, haciendo los contornos más visibles y cediendo espacio a una pintura cálida, trastocada por la luminosidad, sumergida entre los matices de algún verano, de esas resolanas tan familiares y extrañas. Obras que reflejan un color que surge transparente de un mundo depurado con sentido espontáneo cuyas tonalidades concuerdan con su estado espiritual, como generalmente sucede con los artistas que  "se hacen" y son el resultado de una ascendrada vocación afianzada a través de los años y la investigación y el constante ejercicio plástico.
Como en la mayoría de los pintores se establecen interrogantes sobre los nuevos rumbos que en el futuro habrá de seguir su arte, me atrevo asegurar que en el caso de los artistas que nos ocupa... esa pregunta no tiene vigencia. Porque son artistas seguros, cada uno con su estilo personal en tratamiento de abordar su obra. Óleos de serenos azules, de blancos, ocres, color que es del cielo, del mar, de lejanía e infinito. Epoca azul diría algún crítico, de los grandes pintores cuando llegan a su plenitud, pero también azul de búsquedas y de acertijos. Azul ultramar para acentuar primero las líneas generales, para después ir colocando minuciosamente cada objeto en su sitio hasta formar un conjunto armonioso con su fuerza y maestría en el conocimiento y la técnica, dándonos como resultado la pintura fresca y enraizada en lo telúrico, en nuestra tierra, en una etapa avanzada que nos conduce hacia la pintura con visión nacional y universal.
Mirimarit Paradas
                                                                                                                       
Jesús Morales Ruiz                                                                                                
Presidente del CIANE