domingo, 18 de enero de 2015

DOINA YERETZIAN - Relatos de Vida


JESÚS MORALES RUIZ – ARTISTA PLÁSTICO                              moralesruizjesusrafael@gmail.com

DOINA YERETZIAN
Relatos de Vida


Doina Yeretzian Papazian, nació  el 04 de agosto de 1944, en Cumpulung, un pequeño pueblo de Rumania. Graduada en  Economía  en la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas (1969). Economista, escritora, y fotógrafa.

LA LECTURA QUE ME MARCO                                           
Antes de hablar sobre la lectura que más me marco , siento la necesidad de ubicarme en la época y el lugar que me tocó vivir.
Mis padres, mi hermana y yo emigramos de Rumania llegando a Argentina en el año 1950, para ese entonces yo tenía 5 años siendo que el español no era precisamente mi idioma, lo cual me impidió entender muchas situaciones. No recuerdo haber leído ni siquiera el periódico en ese país, así como tampoco guardo memorias sobre colegio alguno. Mis sensaciones esa etapa son de rechazo, por el contrario, guardo sentimiento de alegría por haber salido de allá.
En 1953 llegamos a Caracas la capital de Venezuela. En realidad era un pequeño pueblo con el título de Capital con todo lo que ello implicaba. Un país católico con una Iglesia poderosa; la misma definía la vida de los venezolanos, entre otras cosas se permitía señalar los libros que podían leerse así como prohibir que los católicos asistieran a iglesias de otras religiones. Añadiendo el hecho de que la educación era impartida fundamentalmente por congregaciones religiosas. Venezuela estaba saliendo al mundo ,con un gobierno dictatorial militar de corte progresista signados por largos períodos de dictadura.
Una sociedad “moralista” marcada por el mal pensamiento , donde existía una sociedad que vivía en el mundo de lujo de los adeptos al gobierno militar y los que no lo eran , dentro de este último grupo estaban aquellos que se oponían al gobierno y los que procuraban pasar desapercibidos por temor a las represalias.
En ese ámbito, mi hermana y yo fuimos admitidas en el mejor colegio de señoritas de la capital, con cierto recelo por cuanto éramos extranjeros y además no católicos. Creo que entramos gracias a una recomendación de algún personaje calificado como de “los adeptos”.
En ese colegio conocí a las niñas con quienes me unió y aun me une un lazo fuerte de amistad casi familiar. Conformamos un clan muy cerrado, nos gustaban las travesuras, y rebelarnos contra todo lo que se nos ocurriera, nunca pasábamos desapercibidas y además siempre andábamos husmeando donde no se nos permitía. Lógicamente no éramos bien aceptadas por algunas de las monjas , trataban de mantenernos alejadas de las otras niñas lo cual no nos preocupó en absoluto , éramos
muy selectivas, no aceptábamos a todas y aun cuando eran muchas las que les hubiera gustado entrar.
En ese medio rural-capitalino, y perteneciendo yo a una familia lectora , comencé a leer. No fui precisamente un ratón de biblioteca, me gustaba la lectura liviana. Por la cercanía de Venezuela a Norte América, lo primero que recuerdo haber leído con avidez fueron las revistas de comics de todos los personajes de Walt Disney, semanalmente mi padre me daba para comprar la tan ansiada revista. Todos esos personajes, el Pato Donald y su novia Daisy , Tribilin, Mickey Mouse y su novia Minnie, me hicieron sonreír y ver el mundo en colores.
Mi adolescencia se ubicó en el mundo del bien y del mal, donde los malos siempre eran castigados, - “no hay crimen sin castigo”-, donde se soñaba con el amor, y donde las damiselas esperaban ser rescatadas por su príncipe azul,- siempre me he preguntado de donde salió ese nombre de príncipe azul…-, nunca vi
un chico de ese color, de haber aparecido, me hubiera aterrado y catapultado de su lado cual cohete a la luna.
Nuestra curiosidad nos hizo buscar todo tipo de literatura que nos hablara del amor, de la sexualidad, palabra prohibida y aun mas su lectura.
En 1953 ya no comprábamos los comics, sino revistas que hablaran de moda , que trataran temas femeninos, y así fue que caímos en la revista Vanidades y leímos por primera vez una novela de “amor” , su autora Corín Tellado, española. Semanalmente publicaban sus novelas cortas las cuales leíamos con avidez. Su descripción del amor visto hoy día, se ubica en la categoría de cuento de hadas.
Su lectura nos introdujo al mundo del amor, nos permitió soñar que encontraríamos el indicado y viviríamos una vida como la descrita en esas novelas, nuestro galán seria como ella describía : “ojos glaucos y cienes plateadas”… por supuesto nunca lo encontramos, de donde iba a salir un personaje con esas características, cuando el chico promedio de nuestro entorno no tenía ni un pelo blanco, tenía abundante cabellera y lo de ojos glaucos creo que más allá de ser una palabra muy linda para nuestra imaginación, no teníamos idea de su significado.
Constituyo para nosotras, un inicio al amor, un despertar a las posibilidades que como mujeres podíamos tener, y una curiosidad por saber más sobre el tema. Las monjas se encargaban de borrar nuestras ilusiones quitándonos nuestras revistas cuando teníamos la osadía de llevarlas al colegio. Declararnos como “chicas malas”, no recuerdo si nos obligaban a confesarnos del pecado mortal que cometíamos al leer esa “pornografía”, pero no me extrañaría. La actitud de ellas más bien constituyo un aliciente para seguir leyendo esas tipo de novelas, fueran de la revista o de los libros , y sobre todo buscar otros autores que hablara del amor.
Así puedo mencionar que tratamos de encontrar el libro de David Herbert Richard, El amante de Lady Chatterley el cual obviamente no encontramos pues estaba prohibida su lectura en el país. Cuando adulta lo pude tener en mis manos y sólo fui capaz de leer uno o dos capítulos pareciéndome pueril.
En particular para mí la lectura de Corín Tellado, me marco el tipo de lectura que leí durante mucho tiempo y que aun disfruto, y me refiero a la literatura de grandes amores, de la época medioeval, monárquica, todos esos enredos de amores me continua transportando a los sueños. Cumbres Borrascosas de Emily Brönte, y en la literatura más moderna las novelas de Danielle Steel quien además introduce los ddd
Mi lectura inicial me formo en el amor, la alegría y la justicia. No sé si me gusta en lo que se ha transformado la literatura moderna o en lo que se ha transformado la
humanidad actual. Los libros novelados o no, reflejan los pensamientos, situaciones y hechos de las épocas en las cuales son escritas. Se con seguridad que la época de mi desarrollo personal estuvo signado por; “el deber ser”, “las apariencias”, es decir la falta de honestidad en el enfrentamiento de los hechos. El tránsito de esa etapa a la liberación total de los valores aprendidos no sé si me gusta, la vivo y punto sin cuestionamiento pero tampoco con aceptación.
Doina Yeretzian. Santiago 01 de agosto 2013

CUANDO ME QUEDE SOLA

Cuando abandonen el barco,
Me volcaré sobre mis recuerdos
Trataré de recordar las risas y alegrías del pasado
Seré indiferente sobre el presente
Lloraré sobre el futuro que me espera
Al final apagaré la luz para tratar de esconder mi tristeza.

SUS PRIMEROS TESOROS          
Sentada en la terraza, Catalina disfrutaba del amanecer a medida que se iba perfilando el tímido sol del frio invierno. No podía dejar de maravillarse ante el espectáculo que ofrecía la majestuosa cordillera, en ese momento, emergiendo con un manto de nieve blanco y brillante, iluminando así  un cielo azul casi transparente.
“…como me gustaría poder degustar un cafecito negro …”

Al momento, sintió el ambiente impregnado con el grato olor a café recién colado que la sacó de su ensueño y la hizo voltearse hacia el lugar de donde provenía éste; su esposo  sigilosamente llegaba  con el humeante café en su taza regalona, -de flores azules y ribetes de oro-.
 
-       Buenos días, ¡que gratificante despertar!, gracias por estar aquí. ¿Por qué no
te sientas conmigo y disfrutamos este bello amanecer?

Así se quedaron sentados sin decir palabra, en un “silencioso silencio” que lo decía todo. Una vez que entendieron que el día se había iniciado, aceptaron a regañadientes moverse para empezar la acción del día. No estaba segura de lo que haría; estaba consciente de que su esposo tendría casi todo el día ocupado por razones de trabajo. Su cabeza comenzó a planear su día.
-  A ver, tu estarás fuera, ¿ qué te parece si nos encontramos en algún sitio que yo pueda ubicar, en alguna hora de la tarde? , ¿ tal vez para almorzar o tomar once?, yo voy a salir sin rumbo alguno al descubrimiento de este barrio, ¿mapa? , no llevaré, tu sabes cómo me gusta descubrir lugares, estoy segura que aquí encontraré una gran cantidad de tesoros ocultos.

Catalina, se levantó, encendió la TV y busco las noticias para conocer el clima que se esperaba para ese día, no tenía la costumbre del invierno; para ella solo existían dos estaciones el verano que implicaba una gran sequía con un calor abrasante, y la época de lluvias donde llovía a cántaros por espacio de una o dos horas a la misma hora todos los días , por lo que era fácil programar las salidas.

Sin embargo, le gustaba el invierno, muchas de sus vacaciones las había pasado en esa época del año, aprendiendo a disfrutar de sus peculiares características.

Con gran interés se sentó frente a la TV, mirando fijamente el cintillo con las indicaciones sobre los diversos climas que se pronosticaban para las diferentes regiones del país; sin osar distraerse ni por un minuto, pudo leer: Santiago Mín 5 Max 11° parcialmente despejado. A esa hora, 9.30 de la mañana se asomó y vió algunas nubes que pronosticaban un agradable día de frio.
“…vaya día que me tocó bueno así será, ¡aja! no sé muy bien hacia donde queda el norte, el sur, el este o el oeste, solo sé que por la ventana de la habitación del hotel veo la cordillera y que estoy ubicada en un lugar llamado Providencia. ¿A dónde iré?  no lo sé voy a ir a la aventura, pero sin irme muy lejos; llegaré hasta donde me alcance el sentido de la orientación el cual no es mucho; como siempre utilizaré -las marcas de Hansel y Gretel-  a  lo más si me pierdo siempre podré regresar en taxi o pedir help a Jorge; bueno ya veremos, ¿morirme? no creo, así que a prepararse; descubramos Providencia en Santiago …”

Decidida se preparó para salir, no tenía aun mucha ropa de invierno pero si lo elemental, sin mucho pensar tomó los únicos pantalones medio gruesos que tenía, escogió un suéter gris cuello tortuga de cachemir  y encima se colocó otro con rombos rosados y azules,  se calzo su nuevas botas de las cuales estaba muy orgullosa y finalmente su abrigo de  lana bien caliente acompañado de una bufanda de varias tonalidades de marrón, guantes y gorra, se miró rápidamente en el espejo, ”…tengo un buen lejos..” y salió a su primera aventura, una de las muchas que tendría en ese país que su amigas llamaron “patria chica” .

Una vez afuera, se detuvo a ver hacia dónde dirigirse.

La calle estaba viva, autobuses repletos, las veredas llenas de personas unas caminando apuradas, otras a paso más recortado, jóvenes, viejos, vestidos con abrigos de lana, o chaquetas deportivas de invierno cruzando apuradamente por los pasos de peatones según los cambios del semáforo.

Se paró en un Starbucks cercano al hotel. Entró: pidió un café grande con un sándwich de queso. Buscó una mesa libre dentro del local y se sentó a saborear su pedido.
”… aquí estoy, no hay vuelta atrás, la decisión la tomé, ahora solo me queda esperar no haberme equivocado Dios dirá…”
Terminó de comer y salió a la calle, había asomado la nariz un sol un tanto desteñido, con unos rayos desdibujados.
“… no es que caliente realmente, pero al menos parece de día…”

Decidió continuar por Pedro Valdivia hacia  Avenida Providencia, al ver el gran movimiento de personas y la multiplicidad de locales comerciales que allí había, decidió tomar dirección contraria a la cordillera.

Inició su paseo de forma lenta saboreando cada movimiento, cada olor, cada persona o cada local, no tenía apuro alguno, sentía la necesidad de disfrutar a plenitud ese paseo que considero como: recuperación de la libertad. 

En ese recorrido encontró tiendas de ropa de toda clase , hasta ropa usada, restaurantes grandes y pequeños, librerías , cerrajeros, casas de cambio, y sobre todo diferentes personajes, apurados, o paseando, solos o acompañados, alegres o serios …todos parecían estar vivos, dándole vida a la ciudad y para ella una sensación de primer mundo.

Con gusto a poco, siguió caminando por esa avenida, parándose de cuando en vez para observar  los productos expuestos en las vitrinas. Quería entrar en casi todas pero a la vez sentía que si entraba era como perder el tiempo y dejar de seguir descubriendo nuevos lugares.

Casi llegando al final de la avenida le  llamó la atención una suerte de centro comercial o galería, con un letrero sin luces que indicaba ,Galería de Libros y Coleccionismo.

Se paró y quedó mirando, decidiendo si entrar o no. Vió las primera tienditas que estaban a la entrada, le gustó por lo que poco a poco comenzó a incursionar en su espacio.

Su arquitectura era muy sencilla; pasillos en paralelo destacándose sus techos de  vidrio en forma de cúpula. A través de éstos estaba comenzando a penetrar los rayos del  tímido sol, produciendo una luminosidad amarillenta, creando el ambiente de novela de misterio de Sherlock Holmes.
”… aquí deben estar presentes no solamente los fantasmas de autores mundiales sino también chilenos será interesante ver si encuentro alguno que me explique un poco sobre este país…”

En el primer pasillo se encontró con pequeños locales de lado y lado ofreciendo libros de todo tipo, y en el medio del pasillo unos mesones con libros expuestos en el mismo desorden que se podía observar dentro de los locales. Había libros de tapa dura, de bolsillo, literatura infantil, clásicos, pudiéndose observar el gran número de personas que habían acariciados sus páginas.
“… ¡cuántas personas habrán soñado con la lectura de estos libros! ¡cuántos se habrán quedado despiertos hasta descubrir quién era el asesino y los que no podían dormir de miedo de ver el vampiro llegar…”

No se decidía a entrar en alguno de los  locales,  siguió recorriendo ese peculiar centro comercial. A cada paso que daba sentía que iba retrocediendo en el tiempo. Al final de uno de los pasillos vio un local que parecía más bien un basurero; libros apilados en el suelo sin ningún orden  lo que en vez de disgustarle le produjo una mayor atracción. Al entrar no sabía por cuál de las pilas de libros empezar. Sintió como si alguien la estuviera viendo con fuerza. Atraída,  volteó hacia ese lado y ¡allí estaba!,  una de las obras más bellas que hubiera leído, “Los Miserables” de Víctor Hugo, era una edición bastante antigua,  tomó el libro  y acarició el cuero de la tapa , manoseo sus hojas de papel fino tipo biblia, sintiendo como se transportada a ese Paris de los años 1800, esas calles retorcidas,  percibiendo la vida de ese romántico: Jean Valjean.  Sintió la necesidad de volverlo a leer .

-¿cuánto cuesta?
-  veinte mil pesos
-  caro ¿no?, ¿le parece doce mil?, está un poco usado y la tapa un tanto deslucida.
- quedemos en 15 ¿vale?

Catalina airosa y sonriente   salió con el ejemplar bajo el brazo, deseando  empezar su lectura. Sin embargo sentía que algo le faltaba así que siguió deambulando por los pasillos buscando qué era ese algo. 

Se encontró con un local de antigüedades o lo que parecía más bien una tienda de cachivaches. Al igual que el local de libros, éste estaba en total desorden, encontró copas de cristal de distintas clases y tamaños, tazas de porcelana de diversos diseños, candelabros de plata sin pareja, aretes de otra épocas, cuchillos, tenedores, cucharas de diversos modelos. En suma ninguno igual al otro.
“… esto es lo que necesito  para iniciar mi viaje al Paris de Jean Valjean y Javert puedo empezar con una gustosa taza de té y una copa de brandy, esto último podría sustituirlo por el excelente ron añejado que trajimos  y tendrá el mismo efecto, ¿dónde encontraré el espacio para ambientarme? en esa pieza de hotel, seguro que algo se me ocurrirá…”

Una vez decidida, al igual que con el librero, regateó el precio y finalmente compró una taza con flores azules y ribete de oro completando su compra con una copa de licor de cristal. Así apertrechada con sus tres tesoros, salió hacia la calle, vió su reloj,  asombrándose de lo rápido que había pasado el tiempo, eran ya las cuatro de la tarde y extrañamente no sentía hambre. Su paseo a la -época de los reyes y también de las miserias humanas-, había sido inigualable y sin desperdicio alguno.

Sintió un zumbido en su cartera y en ese momento comprendió que en todo ese tiempo ni siquiera le había pasado por la cabeza que Jorge pudiera estarla llamando. Cuando revisó vio su celular se percató que habían dos llamadas de él no respondidas por supuesto y otro número similar de mensajes en whatsapp.
“…mejor lo llamo…”

-       Hola amor ¿cómo estás?, disculpa pero en realidad estaba en otro mundo en el sentido exacto de la palabra, tengo conmigo los primeros tesoros que encontré en esta ciudad, la verdad es que aquí se encuentra de todo. Prefiero contártelo personalmente.
-       ¿Dónde nos encontramos para comer algo?
-       Yo no he comido nada y estoy empezando a darme cuenta que tengo hambre.
-       Ok, nos encontramos en Lomit´s y te cuento.

Habían pasado dos años desde esa experiencia, Catalina recordaba ese día como si hubiera sido el día anterior. Se sentía acoplada a la vida de Chile aunque con cierta nostalgia de su vida entera en su patria grande. Había logrado integrarse a un pequeño grupo de chilenos, con quienes tenía intereses comunes: el bridge, la literatura, conversar sobre diversos temas. Había encontrado el lugar ideal, las personas adecuadas, el entorno necesario, más no se podía pedir; exceptuando los temblores, tenía una vida agradable, tendría que aprender a lidiar con ése problema venia en el paquete...

En sus caminatas cada día iba descubriendo un lugar nuevo, no había encontrado aún alguno que le desagradara en esa Providencia en la cual habitaba en todos los sentidos de la palabra.

No podía hablar de un solo sitio en particular porque siempre encontraba uno nuevo que disfrutar.

Astrid Armen

EL DIRECTOR
Estaba dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Berlín, interpretando la Cuarta Sinfonía de Beethoven, cuando sonó el despertador. Me levanté , preparándome para otro día de trabajo.
Antes de salir,, como había sido mi costumbre en el último año, abrí el buzón de correo, con agradable sorpresa, encontré que en esta oportunidad había sido considerada por el cartero. Con cierto desgano y  sin siquiera mirar su procedencia, la abrí. La carta tenía la identificación de la Orquesta Filarmónica de Berlín, ¡debía ser un sueño!, me estaban invitando a una entrevista. ¡Esta era la carta!.
Llegué al Teatro Berliner, sede de esa maravillosa Filarmónica, con mi gran tesoro en   mi maletín de mano: la Batuta destinada a ser utilizada por mí para dirigir una filarmónica. Mi espalda estaba erguida, caminaba con pasos fuertes y seguros; me dirigía a entrevistarme con el director Simón Rattle.
Al entrar en ese edificio que para mi era la catedral de la música clásica, me paralicé .Las manos me sudaban, los latidos de mi corazón podían oírse a la distancia. ¿Cómo debía dirigirme?, ¿mi inglés sería lo suficientemente bueno como para explicar mis deseos y objetivos con claridad?. Mis extremidades no respondían a mis mensajes mentales. De repente tuve el deseo de devolverme y correr, no me sentía preparada. .
Buenas tardes, ¿hacia dónde se dirige?.
Automáticamente sin pensar siquiera, mostré la carta pues no estaba segura de lo que me preguntaba, la voz que oía parecía procedente de  ultratumba. Algo me estaba señalando el guía,  yo solo seguí su brazo. De alguna manera llegue a la oficina correcta, me presenté nuevamente con la carta, como si fuera un carnet de identidad.¡ Esperé!.
Al cabo de un rato,… -que a mí me parecieron horas-, me  pasaron a una oficina , donde un señor de pelo canoso ensortijado, cejas pobladas negras y cara amigable, me tendía la mano.
No recuerdo como lo hice, ni siquiera me cuestiono, solo sé que al término de la entrevista, era una persona totalmente diferente a la que había entrado. Estaba eufórica, me habían admitido para una Maestría como director de la orquesta y para ello debía dar una prueba dirigiendo la orquesta filarmónica, en un plazo de  siete días.
El día D, me levanté sabiendo que esa era mi oportunidad, la suerte ya estaba echada, y el esfuerzo realizado.
Llegado el momento, entré al escenario, de manera serena, segura de mí,  firme en mi propósito. Al entrar, estaba la filarmónica entera. La sala estaba llena, no se veía puesto vacío. Los integrantes de la orquesta me miraban con admiración. El director en su traje de gala había hecho su entrada. Se acercó al primer violín saludándolo, y se inclinó ante el público y la orquesta.
Silencio total en la sala, ¡levanté la batuta!, ¡miré la orquesta! e inicié con gran decisión el primer movimiento, produciendo una atmósfera de misterio, mis brazos flotaban al ritmo de la batuta,  volaban en el aire de manera envolvente y suave, extasiándome a medida que se transformaba en un movimiento de felicidad, derivando luego en una melodía que generó un ambiente donde se sentía la nostalgia y una sublime emoción; para finalmente, provocar sentimientos de alegría y enorme felicidad.
La sala explotó en aplausos, sacándome de ese ensueño mágico en el que había estado durante el tiempo que duró la obra.
Llena de emoción, me volví hacia el público, inclinándome en agradecimiento por los nutridos aplausos, animando a los miembros de la orquesta a que se levantaran ya que sin ellos nunca hubiera podido cumplir mi gran sueño.
En ese momento me despertó no el sonido de una sinfonía sino al repique del teléfono, para recordarme que a las 10 tenía programada una reunión informativa sobre los indicadores económicos del año 2013.
Doina Yeretzian.  Santiago 17 octubre de 2014

Jesús Morales Ruiz                                                                                                             
Presidente del CIANE

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