lunes, 6 de mayo de 2013

Ramón Moya - El Maestro de La Luz y El Color



  JESÚS MORALES RUIZ – ARTISTA PLÁSTICO

                                               
RAMÓN MOYA
 El Maestro de La Luz y El Color

LA ESENCIA DEL PAISAJE.
“Ramón Moya es un destacado maestro del color, el aspecto formal y la esencia espiritual del paisaje insular. Temática vivencial y argumental de su pintura, donde ha logrado un nivel óptimo en la formación de un lenguaje en el cual contenido y técnica están consustanciados orgánicamente. Y donde la seguridad es ya certeza.
Apóstata de la novedad, desobedece las modas y las supuestas vanguardias, gracias a esto tiene libertad para inventar sus medios y trazarse el camino que quiera. Lo que crea útil para elaborar su obra, desarrollarla y verificarla como destino, con entero arbitrio. Entendiendo la originalidad como vuelta a los orígenes y no como culto a la frivolidad.
La cuestión de forjarse un estilo propio, al margen de oropeles y publicidad, sigue en Ramón Moya un trazado lento y laborioso, de muchos años de trabajo e investigación, un trazado que en este momento está en la plenitud creadora dando frutos luminosos, tal como se puede apreciar en su pintura reciente.” 

Iván Lira

 EL MAESTRO DE LA LUZ Y EL COLOR.
 Ramón Moya, nació el 20 de Octubre de 1948 en Barcelona Edo. Anzoátegui, artista plástico virtuoso del color, trata de descubrir y registrar con gran intensidad las peculiaridades volumétricas y cromáticas del paisaje del entorno de la isla de las perlas en el Pueblo de La Mar, en todo su frescor, variedad y sobre todo sustantividad – no como telón de fondo escenario de alguna acción o mero pasatiempo – al maestro Moya se le metió el sol de Margarita en el alma y lo volvió loco de luz, colorido y fuerza creadora. Sus obras de remembranza impresionista y post impresionista, oscilando entre una óptica teñida de lirismo y una visión más objetiva y estructuradora de la realidad con infinitas variaciones y matices entre ambos polos. El proceso de interiorización, de encauzamiento de su propio lenguaje artístico de estilo muy personal se  confirma en cada una de sus temas margariteños. Primer Premio, I Salón de Arte Fondene, Pampatar (1975); Primer Premio Mejor Obra Neoespartana y Premio en la especialidad de paisaje Pedro Ángel González, XII Salón de Arte Fondene, Pampatar (1991); Premio Regional de Artes Visuales Pedro Ángel González, otorgado por el Instituto Autónomo de Cultura I.A.C.E.N.E., y la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos de Nueva Esparta (1998).

          SUS ORÍGENES.
Sus padres Don Atildo Ramón Moya (+), margariteño de Pedro González,  comerciante, y su madre Doña Abilia Fernández margariteña de  Cruz Grande de Porlamar (+), quién compartía las tareas hogareñas con la música, como cantante de grupos integrados por familiares.
Ella, cuando iba a nacer Ramón, tuvo que ser  trasladada de emergencia a  Barcelona,  Anzoátegui, y muere en el parto, al respecto él expresa: “El haber nacido fuera de la isla, no siempre, he sido considerado margariteño. Mis padres son margariteños, y sin que me quede nada por dentro, soy más margariteño que muchos. Naci margariteño y moriré siéndolo”     
Tras la muerte de su madre, su padre deja a su hijo Ramón bajo los cuidados de su abuela materna, quien fallece a los pocos meses.
Los primeros siete años de la vida de Ramón transcurre entre Cruz Grande y Pedro González; Ramón se encariña con su tía Tomasa, hermana de su padre y se queda en esta casa, donde vive actualmente.
 En 1974 Ramón contrae  matrimonio con Doña Beatriz Cova Gómez, quien expresa: “Lo mejor que me ha pasado en la vida fue haberme casado con Ramón, a quien considero un buen esposo y  un buen padre de familia”, de esta  unión nacen tres hijos: Abilia, Alexander y Jesús Ramón.

FORMACIÓN PROFESIONAL.
Ramón cursó la Primaria en la Escuela Juan Bautista Arismendi de Pedro González, e inicio la Secundaria en el Liceo del mismo nombre en la Asunción. Ramón en el tercer año ya tenía claro que su mayor interés no estaba en los estudios tradicionales, si no que quería ser pintor; con el apoyo de su padre, se traslada a Barcelona, Anzoátegui  y se inscribe  en la Escuela de Bellas Artes Armando Reverón  (1964 – 1969), dirigida por el maestro Pedro Barreto. Fueron sus maestros: Gilberto Bejarano, Pedro Báez, Régulo Martínez y Gladys Meneses, quien le regala al egresar de la Escuela una paleta, que ha sido la única que ha utilizado Ramón en su vida profesional.
Viaja a Caracas junto con Eduardo Sifontes,  Luis León Carúpano , Inca Zabala, y Tomás Salazar, con una beca de 200 bolívares que le  concedió  la Gobernación del Estado Anzoátegui. Alquilan una casa en Catia, a los pocos días reciben un aviso de la suspensión de la Beca y el grupo se disuelve. Moya consigue trabajo en la emisora Y.V.K.E Mundial, trabajando con material discográfico y se aloja en Los Paraparos de La Vega.
Estudia en el Centro Gráfico del INCIBA en Caracas (1970 – 1972), bajo la Dirección de los maestros: Luis Chacón y Régulo Pérez.  Regresó a Nueva Esparta y fue Director del Taller de Arte y Diseño Francisco Narváez del Complejo Cultural Rómulo Gallegos de Porlamar (1976); Director del Taller de Arte Rafael Ramón González de Pedregales (1977); Profesor del Taller de Pintura del Museo de Arte Contemporáneo Francisco Narváez, Porlamar (1983); Director de Cultura del Centro Municipal del Distrito Gómez, Santa Ana (1985); Coordinador de Artes Visuales Casa de La Cultura Licha Estaba de Mata, Pedro González (1996).

MUSEO DE ARTE FRANCISCO NARVÁEZ.
El maestro Moya ha realizado varias exposiciones individualmente en el Museo de Arte Contemporáneo Francisco Narváez de Porlamar (1988, 1990 y 2003); en la exposición “La Realidad Involucrada en el Paisaje” (1990), el Ex Director del Museo Enrique Vidal Pacheco escribió el texto del catálogo: “Ramón Moya tiene ahora en sus manos el reto de testimoniar un proceso especial alterado, trasgredido y socialmente marginado a sus propios herederos por naturaleza. Sus paisajes se convierten en una especie de “paisaje social”, impregnado de pigmento, y de trazos y manchas sólidamente encajadas en la totalidad de la obra a través de una voz muy peculiar. Paisaje margariteño, rico en su paleta, expresión vital de la luz natural y de la no alteración de nada. Moya nos entrega así  una visión de las cosas que nos cuesta apreciar, o nos han acostumbrado a ello”.
En la exposición “Matices del Entorno” (2003), escribieron en el catálogo el ex Director del Museo Ulises Hernández León: “En Moya renacen a plenitud todas sus facultades y emociones por el entorno, que lo convierten en el paisajista más representativo de la actual generación”, y el crítico de arte José Pérez: “Veintisiete años tiene Ramón Moya atado a un paisaje que se le aviene en vena ancestral y guaiquerí; en memoria y soledades desnudas; en paletas transportadas a hombros y playas andadas a pie. Entre fulgurantes follajes, cielos a media astas, luces de mediodía y crepúsculos de oro y sal, revela Moya su constancia visionaria con la imbricación creativa develatoria del terruño insular, la isla de Margarita que está más allá de las paletas del Caribe…En la inspiración marina  de Moya, en su madurez plena y sabia, en la textura de sus trazos –magia de color en perspectiva de luz y viento, de espumas y azules- está un maestro de inconfundible estilo, consagrado en su silencio creador con vigor y fuerza, y con honestísima paciencia…Como en pocos artistas contemporáneos se percibe en él esa fidelidad a un arte que le nace y que le pertenece como esencia, como manifestación profesional de sus estudios y aprendizajes, pero en igual medida como revelación enriquecida, moderna y actual de la mejor tradición del paisajismo pictórico venezolano de siempre.”
El maestro Moya expuso en la Galería Galpón de Porlamar (1991); en la Galería de Arte Moderno de Puerto La Cruz Estado Anzoátegui (1993); en La Universidad Nacional Abierta de La Asunción (2002); en el Museo de Arte Contemporáneo Francisco Narváez (2003); y  en La  Fundación Red de Arte (2009).

APROXIMACIÓN A SU OBRA.
Una fuerte energía vitalista atraviesa la obra del maestro Ramón Moya, alejado de toda pasividad y serenidad en la interpretación de la naturaleza, presenta unas imágenes de acentuado dinamismo e inesperados contrastes cromáticos, todo elemento de lo real es exaltado con júbilo, desentrañando en cada imagen la alegría de la creación del universo y la propia del artista.
Moya desde hace muchos años se refugió en su casa–taller en el Valle de Pedro González, para estar más cerca de la luz y el mar

Jesus Morales Ruiz                                                                                                                             Artista Plástico
    

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