JESÚS MORALES RUIZ –
ARTISTA PLÁSTICO
RAMÓN
MOYA
El
Maestro de La Luz y El Color
LA ESENCIA DEL
PAISAJE.
“Ramón Moya es un destacado maestro del color, el aspecto formal y la esencia espiritual del paisaje insular. Temática vivencial y argumental de su pintura, donde ha logrado un nivel óptimo en la formación de un lenguaje en el cual contenido y técnica están consustanciados orgánicamente. Y donde la seguridad es ya certeza.
“Ramón Moya es un destacado maestro del color, el aspecto formal y la esencia espiritual del paisaje insular. Temática vivencial y argumental de su pintura, donde ha logrado un nivel óptimo en la formación de un lenguaje en el cual contenido y técnica están consustanciados orgánicamente. Y donde la seguridad es ya certeza.
Apóstata de la novedad, desobedece las modas y
las supuestas vanguardias, gracias a esto tiene libertad para inventar sus
medios y trazarse el camino que quiera. Lo que crea útil para elaborar su obra,
desarrollarla y verificarla como destino, con entero arbitrio. Entendiendo la
originalidad como vuelta a los orígenes y no como culto a la frivolidad.
La cuestión de forjarse un estilo propio, al
margen de oropeles y publicidad, sigue en Ramón Moya un trazado lento y
laborioso, de muchos años de trabajo e investigación, un trazado que en este
momento está en la plenitud creadora dando frutos luminosos, tal como se puede
apreciar en su pintura reciente.”
Iván Lira
EL MAESTRO DE LA
LUZ Y EL COLOR.
Ramón Moya, nació el 20 de
Octubre de 1948 en Barcelona Edo. Anzoátegui, artista plástico virtuoso del
color, trata de descubrir y registrar con gran intensidad las peculiaridades
volumétricas y cromáticas del paisaje del entorno de la isla de las perlas en
el Pueblo de La Mar, en todo su frescor, variedad y sobre todo sustantividad –
no como telón de fondo escenario de alguna acción o mero pasatiempo – al
maestro Moya se le metió el sol de Margarita en el alma y lo volvió loco de
luz, colorido y fuerza creadora. Sus obras de remembranza impresionista y post
impresionista, oscilando entre una óptica teñida de lirismo y una visión más
objetiva y estructuradora de la realidad con infinitas variaciones y matices
entre ambos polos. El proceso de interiorización, de encauzamiento de su propio
lenguaje artístico de estilo muy personal se
confirma en cada una de sus temas margariteños. Primer Premio, I Salón de
Arte Fondene, Pampatar (1975); Primer Premio Mejor Obra Neoespartana y Premio
en la especialidad de paisaje Pedro Ángel González, XII Salón de Arte Fondene,
Pampatar (1991); Premio Regional de Artes Visuales Pedro Ángel González,
otorgado por el Instituto Autónomo de Cultura I.A.C.E.N.E., y la Asociación
Venezolana de Artistas Plásticos de Nueva Esparta (1998).
SUS ORÍGENES.
Sus padres Don Atildo Ramón Moya (+), margariteño de Pedro González, comerciante, y su madre Doña Abilia Fernández
margariteña de Cruz Grande de Porlamar
(+), quién compartía las tareas hogareñas con la música, como cantante de grupos
integrados por familiares.
Ella, cuando iba a nacer Ramón, tuvo que ser trasladada de emergencia a Barcelona, Anzoátegui, y muere en el parto, al respecto
él expresa: “El haber nacido fuera de la isla, no siempre, he sido considerado
margariteño. Mis padres son margariteños, y sin que me quede nada por dentro,
soy más margariteño que muchos. Naci margariteño y moriré siéndolo”
Tras la muerte de su madre, su padre deja a su hijo Ramón bajo los
cuidados de su abuela materna, quien fallece a los pocos meses.
Los primeros siete años de la vida de Ramón transcurre entre Cruz
Grande y Pedro González; Ramón se encariña con su tía Tomasa, hermana de su
padre y se queda en esta casa, donde vive actualmente.
En 1974 Ramón contrae matrimonio con Doña Beatriz Cova Gómez, quien
expresa: “Lo mejor que me ha pasado en la vida fue haberme casado con Ramón, a
quien considero un buen esposo y un buen
padre de familia”, de esta unión nacen
tres hijos: Abilia, Alexander y Jesús Ramón.
FORMACIÓN PROFESIONAL.
Ramón cursó la Primaria en la Escuela Juan Bautista Arismendi de Pedro
González, e inicio la Secundaria en el Liceo del mismo nombre en la Asunción.
Ramón en el tercer año ya tenía claro que su mayor interés no estaba en los
estudios tradicionales, si no que quería ser pintor; con el apoyo de su padre,
se traslada a Barcelona, Anzoátegui y se
inscribe en la Escuela de Bellas Artes
Armando Reverón (1964 – 1969), dirigida
por el maestro Pedro Barreto. Fueron sus maestros: Gilberto Bejarano, Pedro
Báez, Régulo Martínez y Gladys Meneses, quien le regala al egresar de la Escuela
una paleta, que ha sido la única que ha utilizado Ramón en su vida profesional.
Viaja a Caracas junto con Eduardo Sifontes, Luis León Carúpano , Inca Zabala, y Tomás Salazar,
con una beca de 200 bolívares que le
concedió la Gobernación del
Estado Anzoátegui. Alquilan una casa en Catia, a los pocos días reciben un
aviso de la suspensión de la Beca y el grupo se disuelve. Moya consigue trabajo
en la emisora Y.V.K.E Mundial, trabajando con material discográfico y se aloja
en Los Paraparos de La Vega.
Estudia en el Centro Gráfico del INCIBA en Caracas (1970 – 1972), bajo
la Dirección de los maestros: Luis Chacón y Régulo Pérez. Regresó a Nueva Esparta y fue Director del
Taller de Arte y Diseño Francisco Narváez del Complejo Cultural Rómulo Gallegos
de Porlamar (1976); Director del Taller de Arte Rafael Ramón González de Pedregales
(1977); Profesor del Taller de Pintura del Museo de Arte Contemporáneo
Francisco Narváez, Porlamar (1983); Director de Cultura del Centro Municipal
del Distrito Gómez, Santa Ana (1985); Coordinador de Artes Visuales Casa de La
Cultura Licha Estaba de Mata, Pedro González (1996).
MUSEO DE ARTE FRANCISCO NARVÁEZ.
El maestro Moya ha realizado varias exposiciones individualmente en el
Museo de Arte Contemporáneo Francisco Narváez de Porlamar (1988, 1990 y 2003); en
la exposición “La Realidad Involucrada en el Paisaje” (1990), el Ex Director del
Museo Enrique Vidal Pacheco escribió el texto del catálogo: “Ramón Moya tiene
ahora en sus manos el reto de testimoniar un proceso especial alterado,
trasgredido y socialmente marginado a sus propios herederos por naturaleza. Sus
paisajes se convierten en una especie de “paisaje social”, impregnado de
pigmento, y de trazos y manchas sólidamente encajadas en la totalidad de la
obra a través de una voz muy peculiar. Paisaje margariteño, rico en su paleta,
expresión vital de la luz natural y de la no alteración de nada. Moya nos
entrega así una visión de las cosas que
nos cuesta apreciar, o nos han acostumbrado a ello”.
En la exposición “Matices del Entorno” (2003), escribieron en el catálogo
el ex Director del Museo Ulises Hernández León: “En Moya renacen a plenitud
todas sus facultades y emociones por el entorno, que lo convierten en el
paisajista más representativo de la actual generación”, y el crítico de arte
José Pérez: “Veintisiete años tiene Ramón Moya atado a un paisaje que se le
aviene en vena ancestral y guaiquerí; en memoria y soledades desnudas; en
paletas transportadas a hombros y playas andadas a pie. Entre fulgurantes
follajes, cielos a media astas, luces de mediodía y crepúsculos de oro y sal,
revela Moya su constancia visionaria con la imbricación creativa develatoria del
terruño insular, la isla de Margarita que está más allá de las paletas del
Caribe…En la inspiración marina de Moya,
en su madurez plena y sabia, en la textura de sus trazos –magia de color en
perspectiva de luz y viento, de espumas y azules- está un maestro de
inconfundible estilo, consagrado en su silencio creador con vigor y fuerza, y
con honestísima paciencia…Como en pocos artistas contemporáneos se percibe en
él esa fidelidad a un arte que le nace y que le pertenece como esencia, como
manifestación profesional de sus estudios y aprendizajes, pero en igual medida
como revelación enriquecida, moderna y actual de la mejor tradición del
paisajismo pictórico venezolano de siempre.”
El maestro Moya expuso en la Galería Galpón de Porlamar (1991); en la
Galería de Arte Moderno de Puerto La Cruz Estado Anzoátegui (1993); en La
Universidad Nacional Abierta de La Asunción (2002); en el Museo de Arte
Contemporáneo Francisco Narváez (2003); y en La Fundación Red de Arte (2009).
APROXIMACIÓN A SU OBRA.
Una fuerte energía vitalista atraviesa la obra del maestro Ramón Moya,
alejado de toda pasividad y serenidad en la interpretación de la naturaleza,
presenta unas imágenes de acentuado dinamismo e inesperados contrastes cromáticos,
todo elemento de lo real es exaltado con júbilo, desentrañando en cada imagen
la alegría de la creación del universo y la propia del artista.
Moya desde hace muchos años se refugió en su casa–taller en el Valle de
Pedro González, para estar más cerca de la luz y el mar
Jesus Morales Ruiz Artista
Plástico
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