sábado, 2 de marzo de 2013

Dora Lugo - "El Paisaje en Venezuela"



JESÚS MORALES RUIZ – ARTISTA PLÁSTIC O

                                                                                                                                              
DORA LUGO                             
El Paisaje en Venezuela                           

EDUCADORA Y CRÍTICA DE ARTE.
Dora Lugo, Magister en Educación,   ha estudiado varias carreras universitarias entre las que se destacan: Instituto Pedagógico de Caracas, Upel, Profesor Mención Idiomas Modernos (1969); Estudios de Postgrado,  Universidad Pedagógica de Viena, Suficiencia del Idioma Alemán; Suficiencia en Metodología de la Enseñanza (1975 – 1978);  Universidad Católica Andrés Bello, Desarrollo Organizacional, Especialista en Desarrollo Organizacional (1989-1992);  Universidad Experimental Francisco de Miranda, Maestría en Museología y Magíster en Museología.
Por  más de 30 años trabajó en el Museo de Arte Contemporáneo en diferentes departamentos: Coordinador Departamento de Educación. Guías, Talleres Infantiles, Unidad Braille. 1979; Coordinación General y Expositiva de Extensiones; Sala Ipostel, CADAFE; Sala Expositiva Universidad Metropolitana. Otras Actividades: Exposiciones, Programación Educativa, Biblioteca y Eventos. 1987-1993; Coordinación y Planificación del Programa de Publicaciones Educativas del MACCSI; Guías de Estudio. Total 60 publicaciones en el período 1979-1999; Creación y Planificación del Departamento Braille Especializado en Artes Plásticas 1981-1999;  Planificación y Coordinación General del II, III, IV, V Congreso Nacional de la Enseñanza por el Arte;  Dirección General, Museo de Arte Contemporáneo, 2009-2011.

EL PAISAJE EN VENEZUELA
La Doctora Dora Lugo, escribió el texto “El Paisaje en Venezuela”, del  II Salón Nacional de Arte Pedro Ángel González y del II Aniversario del  Complejo Cultural Turístico la Mira CCT, Margarita Nueva Esparta.  Cito textualmente:
" El paisaje como tema de la pintura en nuestro país es un fenómeno del siglo XX, de la modernidad nacional, una experiencia cultural vivida en común con el resto del continente, es por tanto un suceso de nuestra historia reciente.                                                                          
En la pintura colonial, regida por imágenes que representan situaciones ocurridas en el interior de los edificios, el medio natural no tiene presencia, prácticamente no existe, salvo en algunas pinturas como el retablo de Nuestra Señora de Caracas, atribuido a la Escuela de los Landaeta, que muestra tímidamente, al fondo del espacio edificado las colinas  que rodean el valle.
Narraciones y descripciones del contexto físico venezolano, como las de Alejandro de Humboldt con sus poéticas visiones del entorno y de las costumbres de nuestros pueblos interioranos, son referencias interesantes pero sólo evocan la belleza y exuberancia de nuestra flora. Existen algunas vistas de mediados del siglo XIX que nos muestran aspectos del escenario natural, pero se trata fundamentalmente de registros topográficos, resultado de una estrategia de la joven república  que organizó expediciones de estudio, con el fin de conocer el territorio nacional y sus potenciales recursos.
Será con la presencia de los llamados pintores viajeros cuando surjan las primeras imágenes artísticas del paisaje venezolano. Pintores como Bellermann, Joseph Thomas, Hermann Karsten, Karl Moritz,  Nicolás Funk y muchos otros, dejaron para nuestra historia, y del continente americano, obras de gran valor plástico. De particular importancia los bocetos y dibujos del francés Camille Pissarro, producidos durante su estadía en Venezuela.
Pero en el país la experiencia era otra, nuestros pintores se expresaban visualmente  en la pintura heroica referida a la gesta independentista y en el retrato, los grandes temas de la época. El paisaje no cuenta como lenguaje plástico, se muestra en las pinturas de Martín Tovar y Tovar, Arturo Michelena y Antonio Herrera, sólo como telón de fondo, una referencia al lugar, al territorio en el que tuvieron lugar los hechos, pero siempre subordinado a las batallas, a servir de marco referencial a las figuras de los héroes. Hacia finales de siglo destacan los paisajes de Jesús María de las Casas y Emilio Mauri, junto a la obra de Tito Salas.
La conformación de un movimiento paisajista y consecuentemente de una tradición del género, surge con el Círculo de Bellas Artes, un proceso renovador, un momento histórico  promovido por los estudiantes de la Academia. El Círculo no constituyó lo que en otros contextos se reconoce como una vanguardia, sólo fue un acto de protesta, un gesto, que tenía como motivación el rechazo a la manera como se manejaba la Academia y a la forma de impartir la enseñanza; pero representó un hecho importante en la plástica nacional al decretar la ruptura con la tradición academicista que desde el último cuarto de siglo del diecinueve dominaba el lenguaje de la pintura.
Miembros del Círculo son, entre otros,  Antonio Edmundo Monsanto, Rafael Monasterios, Próspero Martínez, Manuel Cabré y Armando Reverón, creadores de la gran tradición paisajista. Los dos primeros, destacados artistas de la primera mitad del pasado siglo XX, quienes, como directores de la Escuela de Bellas Artes la condujeron por los senderos de las nuevas búsquedas, y tuvieron la responsabilidad de formar a las generaciones que los sucedieron. Manuel Cabré
veedor incansable del Avila y figura paradigmática del movimiento y Armando Reverón el primero de nuestros grandes artistas modernos, creador de un lenguaje que expresa, con códigos universales, un mundo interior en estrecha relación con el medio que lo rodea. Con ellos el arte nacional entra en una etapa de gran creatividad y de cambios significativos.
Se inicia así una nueva etapa de la plástica venezolana en la que el paisaje tendrá un rol protagónico, se abre para los artistas la investigación del tema como eje temático de sus búsquedas plásticas. Nuestros pintores se entregan apasionadamente a la contemplación de la naturaleza que los rodeaba y aprenden de ella una decisiva lección de arte, belleza y vida.
Con el surgimiento de otras propuestas plásticas, de lenguajes distintos que propiciaron nuevos temas para el arte pictórico, el paisaje perdió algo de su protagonismo inicial, de su arraigo en la mirada del colectivo. Sin embargo, sigue presente es el escenario de la plástica nacional, continúa ofreciendo posibilidades expresivas  a nuestros artistas.                            
Como en todo proceso comunicacional el paisaje demanda la presencia de un interlocutor que lo mire y lo interprete. El paisaje cobija una carga simbólica y con ella la capacidad de emocionar, de seducir, de evocar; estimula los recuerdos y la memoria visual, no impone límites pero deja abierta al espectador la posibilidad de reconstruir los recuerdos. Sin su presencia el paisaje no existe, y para que éste exista  sólo hace falta el reencuentro, un momento de intimidad.    
Venezuela es tierra de contrastes geográficos, realidad que estimula la percepción del entorno y consecuentemente el surgimiento de nuevas miradas, de visiones distintas que solamente el ojo selectivo de un pintor llega a apropiarse de ella, como lo ha hecho el cumanés Jesús Morales Ruiz. Al referirse a su obra Pedro Ángel González la definió como  “….sencillamente poética”." Sus paisajes, montañas brumosas invitan a soñar…. incitan a la dulzura y paz…”            
Estas reflexiones nos remontan al año de 1985 cuando en esa oportunidad Morales Ruiz realiza la exposición Ese viejo Tema en el Museo de Arte Contemporáneo Francisco Narváez de Margarita, como homenaje a sus maestros: Manuel Cabré, Pedro Ángel González, Luís Alfredo López Méndez  y Juan Vicente Fabbiani, entre otros. En este largo trajinar como seguidora a distancia de la obra de Morales he observado la continuidad de su trabajo, no obstante los cambios que siempre acompañan el hecho creativo. Sus realizaciones de ahora registran de manera constante un universo de posibilidades con el fin  de plasmar esas referencias tradicionales, de siempre, eternas en las marinas, en las que el horizonte, esa frontera imaginaria entre el cielo y mar constituye una presencia ineludible.                                                                        
Con su obra Morales nos sumerge en el mundo estimulante y placentero del color, el artista  afirma…“mis obras no son realmente paisajes, sino visiones internas de estados de ánimo que tienen como elemento predominante el color…”. En sus recientes obras, es este elemento, unido a la pincelada, gestual pero segura, tan libre que pareciera atizada con el viento, los protagonistas de esa contemporaneidad que las acompaña, que las redefine como propuesta plástica. Recursos que le permiten al artista expresar con intensidad sus visiones internas, pero también asumir frente al lienzo el actor creador con mayor dominio y madurez.                               
Solamente la mirada selectiva de un artista plástico como Jesús Morales Ruiz es capaz de seleccionar un punto en el paisaje marino de Margarita para transformarlo en su sueño y hacerlo realidad en una edificación al servicio de los creadores y visitantes de su isla.
El acogedor Complejo Cultural Turístico La Mira, en la celebración su II Aniversario, se transforma en el marco ideal para los creadores y sus obras.                                    
En su sala expositiva  se le rinde homenaje en esta oportunidad, a un margariteño ejemplar, al  pintor y grabador Pedro Ángel González, alumno destacado de la Academia de Bellas Artes, a quien el éxito y el reconocimiento nunca le hicieron perder la visión de su mar y de los elementos que lo conforman. Los cuadros de Pedro Ángel González tienen la propiedad de propiciar ese dialogo esencial al que antes hicimos referencia, el que se establece entre el observador y la sutil  atmósfera que el diestro artista plasma en sus obras.                         
Junto a la obra y recuerdo del maestro Pedro Ángel González se muestran en este II Aniversario del Complejo Cultural Turístico LA MIRA, una exposición conformada por obras realizadas de un importantísimo grupo de nuestros creadores, de los grandes paisajistas nacionales y de las jóvenes promesas. La obra de cada uno de estos exponentes habla por sí sola y espera la mirada de sus interlocutores".                                
En la actualidad la Dra. Dora Lugo, continúa su labor creativa, de investigación y es orgullo de todos los venezolanos.
Jesús Morales Ruiz                                               
Artista Plástico

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