JESÚS MORALES RUIZ – ARTISTA PLÁSTICO moralesruizjesusrafael@gmail.com
DOINA YERETZIAN
Relatos de Vida
Doina Yeretzian
Papazian, nació el 04 de agosto de 1944,
en Cumpulung, un pequeño pueblo de Rumania. Graduada en Economía
en la Universidad Católica Andrés Bello (Caracas (1969). Economista,
escritora, y fotógrafa.
LA LECTURA QUE ME MARCO
Antes
de hablar sobre la lectura que más me marco , siento la necesidad de ubicarme
en la época y el lugar que me tocó vivir.
Mis padres, mi hermana y yo emigramos de Rumania llegando
a Argentina en el año 1950, para ese entonces yo tenía 5 años siendo que el
español no era precisamente mi idioma, lo cual me impidió entender muchas
situaciones. No recuerdo haber leído ni siquiera el periódico en ese país, así
como tampoco guardo memorias sobre colegio alguno. Mis sensaciones esa etapa
son de rechazo, por el contrario, guardo sentimiento de alegría por haber
salido de allá.
En 1953 llegamos a Caracas la capital de Venezuela. En
realidad era un pequeño pueblo con el título de Capital con todo lo que ello
implicaba. Un país católico con una Iglesia poderosa; la misma definía la vida
de los venezolanos, entre otras cosas se permitía señalar los libros que podían
leerse así como prohibir que los católicos asistieran a iglesias de otras
religiones. Añadiendo el hecho de que la educación era impartida fundamentalmente
por congregaciones religiosas. Venezuela estaba saliendo al mundo ,con un
gobierno dictatorial militar de corte progresista signados por largos períodos
de dictadura.
Una sociedad “moralista” marcada por el mal pensamiento ,
donde existía una sociedad que vivía en el mundo de lujo de los adeptos al
gobierno militar y los que no lo eran , dentro de este último grupo estaban
aquellos que se oponían al gobierno y los que procuraban pasar desapercibidos
por temor a las represalias.
En ese ámbito, mi hermana y yo fuimos admitidas en el
mejor colegio de señoritas de la capital, con cierto recelo por cuanto éramos
extranjeros y además no católicos. Creo que entramos gracias a una
recomendación de algún personaje calificado como de “los adeptos”.
En ese colegio conocí a las niñas con quienes me unió y
aun me une un lazo fuerte de amistad casi familiar. Conformamos un clan muy
cerrado, nos gustaban las travesuras, y rebelarnos contra todo lo que se nos
ocurriera, nunca pasábamos desapercibidas y además siempre andábamos husmeando
donde no se nos permitía. Lógicamente no éramos bien aceptadas por algunas de
las monjas , trataban de mantenernos alejadas de las otras niñas lo cual no nos
preocupó en absoluto , éramos
muy selectivas, no aceptábamos a todas y aun cuando eran
muchas las que les hubiera gustado entrar.
En ese medio rural-capitalino, y perteneciendo yo a una
familia lectora , comencé a leer. No fui precisamente un ratón de biblioteca,
me gustaba la lectura liviana. Por la cercanía de Venezuela a Norte América, lo
primero que recuerdo haber leído con avidez fueron las revistas de comics de
todos los personajes de Walt Disney, semanalmente mi padre me daba para comprar
la tan ansiada revista. Todos esos personajes, el Pato Donald y su novia Daisy
, Tribilin, Mickey Mouse y su novia Minnie, me hicieron sonreír y ver el mundo
en colores.
Mi adolescencia se ubicó en el mundo del bien y del mal,
donde los malos siempre eran castigados, - “no hay crimen sin castigo”-, donde
se soñaba con el amor, y donde las damiselas esperaban ser rescatadas por su
príncipe azul,- siempre me he preguntado de donde salió ese nombre de príncipe
azul…-, nunca vi
un chico de ese color, de haber aparecido, me hubiera
aterrado y catapultado de su lado cual cohete a la luna.
Nuestra curiosidad nos hizo buscar todo tipo de
literatura que nos hablara del amor, de la sexualidad, palabra prohibida y aun
mas su lectura.
En 1953 ya no comprábamos los comics, sino revistas que
hablaran de moda , que trataran temas femeninos, y así fue que caímos en la
revista Vanidades y leímos por primera vez una novela de “amor” , su autora
Corín Tellado, española. Semanalmente publicaban sus novelas cortas las cuales
leíamos con avidez. Su descripción del amor visto hoy día, se ubica en la
categoría de cuento de hadas.
Su lectura nos introdujo al mundo del amor, nos permitió
soñar que encontraríamos el indicado y viviríamos una vida como la descrita en
esas novelas, nuestro galán seria como ella describía : “ojos glaucos y cienes
plateadas”… por supuesto nunca lo encontramos, de donde iba a salir un
personaje con esas características, cuando el chico promedio de nuestro entorno
no tenía ni un pelo blanco, tenía abundante cabellera y lo de ojos glaucos creo
que más allá de ser una palabra muy linda para nuestra imaginación, no teníamos
idea de su significado.
Constituyo para nosotras, un inicio al amor, un despertar
a las posibilidades que como mujeres podíamos tener, y una curiosidad por saber
más sobre el tema. Las monjas se encargaban de borrar nuestras ilusiones
quitándonos nuestras revistas cuando teníamos la osadía de llevarlas al
colegio. Declararnos como “chicas malas”, no recuerdo si nos obligaban a
confesarnos del pecado mortal que cometíamos al leer esa “pornografía”, pero no
me extrañaría. La actitud de ellas más bien constituyo un aliciente para seguir
leyendo esas tipo de novelas, fueran de la revista o de los libros , y sobre
todo buscar otros autores que hablara del amor.
Así puedo mencionar que tratamos de encontrar el libro de
David Herbert Richard, El amante de Lady Chatterley el cual obviamente no
encontramos pues estaba prohibida su lectura en el país. Cuando adulta lo pude
tener en mis manos y sólo fui capaz de leer uno o dos capítulos pareciéndome
pueril.
En particular para mí la lectura de Corín Tellado, me
marco el tipo de lectura que leí durante mucho tiempo y que aun disfruto, y me
refiero a la literatura de grandes amores, de la época medioeval, monárquica,
todos esos enredos de amores me continua transportando a los sueños. Cumbres
Borrascosas de Emily Brönte, y en la literatura más moderna las novelas de
Danielle Steel quien además introduce los ddd
Mi lectura inicial me formo en el amor, la alegría y la
justicia. No sé si me gusta en lo que se ha transformado la literatura moderna
o en lo que se ha transformado la
humanidad actual. Los libros novelados o no, reflejan los
pensamientos, situaciones y hechos de las épocas en las cuales son escritas. Se
con seguridad que la época de mi desarrollo personal estuvo signado por; “el deber
ser”, “las apariencias”, es decir la falta de honestidad en el enfrentamiento
de los hechos. El tránsito de esa etapa a la liberación total de los valores
aprendidos no sé si me gusta, la vivo y punto sin cuestionamiento pero tampoco
con aceptación.
Doina Yeretzian. Santiago 01 de agosto 2013
CUANDO
ME QUEDE SOLA
Cuando
abandonen el barco,
Me
volcaré sobre mis recuerdos
Trataré
de recordar las risas y alegrías del pasado
Seré
indiferente sobre el presente
Lloraré
sobre el futuro que me espera
Al
final apagaré la luz para tratar de esconder mi tristeza.
SUS PRIMEROS TESOROS
Sentada en la terraza, Catalina disfrutaba del amanecer a medida que se iba perfilando el tímido sol del frio invierno. No podía dejar de maravillarse ante el espectáculo que ofrecía la majestuosa cordillera, en ese momento, emergiendo con un manto de nieve blanco y brillante, iluminando así un cielo azul casi transparente.
Sentada en la terraza, Catalina disfrutaba del amanecer a medida que se iba perfilando el tímido sol del frio invierno. No podía dejar de maravillarse ante el espectáculo que ofrecía la majestuosa cordillera, en ese momento, emergiendo con un manto de nieve blanco y brillante, iluminando así un cielo azul casi transparente.
“…como
me gustaría poder degustar un cafecito negro …”
Al momento, sintió el ambiente
impregnado con el grato olor a café recién colado que la sacó de su ensueño y
la hizo voltearse hacia el lugar de donde provenía éste; su esposo sigilosamente llegaba con el humeante café en su taza regalona, -de
flores azules y ribetes de oro-.
-
Buenos
días, ¡que gratificante despertar!, gracias por estar aquí. ¿Por qué no
te
sientas conmigo y disfrutamos este bello amanecer?
Así se quedaron sentados sin decir
palabra, en un “silencioso silencio”
que lo decía todo. Una vez que entendieron que el día se había iniciado,
aceptaron a regañadientes moverse para empezar la acción del día. No estaba
segura de lo que haría; estaba consciente de que su esposo tendría casi todo el
día ocupado por razones de trabajo. Su cabeza comenzó a planear su día.
- A ver, tu estarás fuera, ¿ qué te parece si
nos encontramos en algún sitio que yo pueda ubicar, en alguna hora de la tarde?
, ¿ tal vez para almorzar o tomar once?, yo voy a salir sin rumbo alguno al
descubrimiento de este barrio, ¿mapa? , no llevaré, tu sabes cómo me gusta
descubrir lugares, estoy segura que aquí encontraré una gran cantidad de
tesoros ocultos.
Catalina, se levantó, encendió la TV y
busco las noticias para conocer el clima que se esperaba para ese día, no tenía
la costumbre del invierno; para ella solo existían dos estaciones el verano que
implicaba una gran sequía con un calor abrasante, y la época de lluvias donde
llovía a cántaros por espacio de una o dos horas a la misma hora todos los días
, por lo que era fácil programar las salidas.
Sin embargo, le gustaba el invierno,
muchas de sus vacaciones las había pasado en esa época del año, aprendiendo a
disfrutar de sus peculiares características.
Con gran interés se sentó frente a la TV,
mirando fijamente el cintillo con las indicaciones sobre los diversos climas
que se pronosticaban para las diferentes regiones del país; sin osar distraerse
ni por un minuto, pudo leer: Santiago Mín 5 Max 11° parcialmente despejado. A
esa hora, 9.30 de la mañana se asomó y vió algunas nubes que pronosticaban un
agradable día de frio.
“…vaya
día que me tocó bueno así será, ¡aja! no sé muy bien hacia donde queda el
norte, el sur, el este o el oeste, solo sé que por la ventana de la habitación
del hotel veo la cordillera y que estoy ubicada en un lugar llamado
Providencia. ¿A dónde iré? no lo sé voy
a ir a la aventura, pero sin irme muy lejos; llegaré hasta donde me alcance el
sentido de la orientación el cual no es mucho; como siempre utilizaré -las
marcas de Hansel y Gretel- a lo más si me pierdo siempre podré regresar en
taxi o pedir help a Jorge; bueno ya veremos, ¿morirme? no creo, así que a
prepararse; descubramos Providencia en Santiago …”
Decidida se preparó para salir, no tenía
aun mucha ropa de invierno pero si lo elemental, sin mucho pensar tomó los
únicos pantalones medio gruesos que tenía, escogió un suéter gris cuello
tortuga de cachemir y encima se colocó
otro con rombos rosados y azules, se
calzo su nuevas botas de las cuales estaba muy orgullosa y finalmente su abrigo
de lana bien caliente acompañado de una
bufanda de varias tonalidades de marrón, guantes y gorra, se miró rápidamente
en el espejo, ”…tengo un buen lejos..” y
salió a su primera aventura, una de las muchas que tendría en ese país que su
amigas llamaron “patria chica” .
Una vez afuera, se detuvo a ver hacia
dónde dirigirse.
La calle estaba viva, autobuses
repletos, las veredas llenas de personas unas caminando apuradas, otras a paso más
recortado, jóvenes, viejos, vestidos con abrigos de lana, o chaquetas
deportivas de invierno cruzando apuradamente por los pasos de peatones según
los cambios del semáforo.
Se paró en un Starbucks cercano al
hotel. Entró: pidió un café grande con un sándwich de queso. Buscó una mesa
libre dentro del local y se sentó a saborear su pedido.
”…
aquí estoy, no hay vuelta atrás, la decisión la tomé, ahora solo me queda
esperar no haberme equivocado Dios dirá…”
Terminó de comer y salió a la calle,
había asomado la nariz un sol un tanto desteñido, con unos rayos desdibujados.
“…
no es que caliente realmente, pero al menos parece de día…”
Decidió continuar por Pedro Valdivia
hacia Avenida Providencia, al ver el
gran movimiento de personas y la multiplicidad de locales comerciales que allí
había, decidió tomar dirección contraria a la cordillera.
Inició su paseo de forma lenta
saboreando cada movimiento, cada olor, cada persona o cada local, no tenía
apuro alguno, sentía la necesidad de disfrutar a plenitud ese paseo que
considero como: recuperación de la libertad.
En ese recorrido encontró tiendas de
ropa de toda clase , hasta ropa usada, restaurantes grandes y pequeños,
librerías , cerrajeros, casas de cambio, y sobre todo diferentes personajes,
apurados, o paseando, solos o acompañados, alegres o serios …todos parecían
estar vivos, dándole vida a la ciudad y para ella una sensación de primer
mundo.
Con gusto a poco, siguió caminando por
esa avenida, parándose de cuando en vez para observar los productos expuestos en las vitrinas.
Quería entrar en casi todas pero a la vez sentía que si entraba era como perder
el tiempo y dejar de seguir descubriendo nuevos lugares.
Casi llegando al final de la avenida le llamó la atención una suerte de centro
comercial o galería, con un letrero sin luces que indicaba ,Galería de Libros y Coleccionismo.
Se paró y quedó mirando, decidiendo si
entrar o no. Vió las primera tienditas que estaban a la entrada, le gustó por lo
que poco a poco comenzó a incursionar en su espacio.
Su arquitectura era muy sencilla;
pasillos en paralelo destacándose sus techos de
vidrio en forma de cúpula. A través de éstos estaba comenzando a
penetrar los rayos del tímido sol,
produciendo una luminosidad amarillenta, creando el ambiente de novela de
misterio de Sherlock Holmes.
”…
aquí deben estar presentes no solamente los fantasmas de autores mundiales sino
también chilenos será interesante ver si encuentro alguno que me explique un
poco sobre este país…”
En el primer pasillo se encontró con
pequeños locales de lado y lado ofreciendo libros de todo tipo, y en el medio
del pasillo unos mesones con libros expuestos en el mismo desorden que se podía
observar dentro de los locales. Había libros de tapa dura, de bolsillo,
literatura infantil, clásicos, pudiéndose observar el gran número de personas
que habían acariciados sus páginas.
“…
¡cuántas personas habrán soñado con la lectura de estos libros! ¡cuántos se
habrán quedado despiertos hasta descubrir quién era el asesino y los que no
podían dormir de miedo de ver el vampiro llegar…”
No se decidía a entrar en alguno de
los locales, siguió recorriendo ese peculiar centro
comercial. A cada paso que daba sentía que iba retrocediendo en el tiempo. Al
final de uno de los pasillos vio un local que parecía más bien un basurero;
libros apilados en el suelo sin ningún orden
lo que en vez de disgustarle le produjo una mayor atracción. Al entrar
no sabía por cuál de las pilas de libros empezar. Sintió como si alguien la
estuviera viendo con fuerza. Atraída,
volteó hacia ese lado y ¡allí estaba!,
una de las obras más bellas que hubiera leído, “Los Miserables” de
Víctor Hugo, era una edición bastante antigua,
tomó el libro y acarició el cuero
de la tapa , manoseo sus hojas de papel fino tipo biblia, sintiendo como se
transportada a ese Paris de los años 1800, esas calles retorcidas, percibiendo la vida de ese romántico: Jean
Valjean. Sintió la necesidad de volverlo
a leer .
-¿cuánto
cuesta?
- veinte mil pesos
-
caro ¿no?, ¿le parece doce mil?, está un poco usado y la tapa un tanto
deslucida.
- quedemos en 15 ¿vale?
Catalina airosa y sonriente salió con el ejemplar bajo el brazo,
deseando empezar su lectura. Sin embargo
sentía que algo le faltaba así que siguió deambulando por los pasillos buscando
qué era ese algo.
Se encontró con un local de antigüedades
o lo que parecía más bien una tienda de cachivaches. Al igual que el local de
libros, éste estaba en total desorden, encontró copas de cristal de distintas
clases y tamaños, tazas de porcelana de diversos diseños, candelabros de plata
sin pareja, aretes de otra épocas, cuchillos, tenedores, cucharas de diversos
modelos. En suma ninguno igual al otro.
“… esto
es lo que necesito para iniciar mi viaje
al Paris de Jean Valjean y Javert puedo empezar con una gustosa taza de té y
una copa de brandy, esto último podría sustituirlo por el excelente ron añejado
que trajimos y tendrá el mismo efecto,
¿dónde encontraré el espacio para ambientarme? en esa pieza de hotel, seguro
que algo se me ocurrirá…”
Una vez decidida, al igual que con el
librero, regateó el precio y finalmente compró una taza con flores azules y
ribete de oro completando su compra con una copa de licor de cristal. Así
apertrechada con sus tres tesoros, salió hacia la calle, vió su reloj, asombrándose de lo rápido que había pasado el
tiempo, eran ya las cuatro de la tarde y extrañamente no sentía hambre. Su paseo
a la -época de los reyes y también de las miserias humanas-, había sido
inigualable y sin desperdicio alguno.
Sintió un zumbido en su cartera y en ese
momento comprendió que en todo ese tiempo ni siquiera le había pasado por la
cabeza que Jorge pudiera estarla llamando. Cuando revisó vio su celular se
percató que habían dos llamadas de él no respondidas por supuesto y otro número
similar de mensajes en whatsapp.
“…mejor
lo llamo…”
-
Hola
amor ¿cómo estás?, disculpa pero en realidad estaba en otro mundo en el sentido
exacto de la palabra, tengo conmigo los primeros tesoros que encontré en esta
ciudad, la verdad es que aquí se encuentra de todo. Prefiero contártelo
personalmente.
-
¿Dónde
nos encontramos para comer algo?
-
Yo no
he comido nada y estoy empezando a darme cuenta que tengo hambre.
-
Ok,
nos encontramos en Lomit´s y te cuento.
Habían pasado dos años desde esa
experiencia, Catalina recordaba ese día como si hubiera sido el día anterior.
Se sentía acoplada a la vida de Chile aunque con cierta nostalgia de su vida
entera en su patria grande. Había logrado integrarse a un pequeño grupo de
chilenos, con quienes tenía intereses comunes: el bridge, la literatura,
conversar sobre diversos temas. Había encontrado el lugar ideal, las personas
adecuadas, el entorno necesario, más no se podía pedir; exceptuando los
temblores, tenía una vida agradable, tendría que aprender a lidiar con ése
problema venia en el paquete...
En sus caminatas cada día iba
descubriendo un lugar nuevo, no había encontrado aún alguno que le desagradara
en esa Providencia en la cual habitaba en todos los sentidos de la palabra.
No podía hablar de un solo sitio en
particular porque siempre encontraba uno nuevo que disfrutar.
Astrid Armen
EL DIRECTOR
Estaba
dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Berlín, interpretando la Cuarta Sinfonía
de Beethoven, cuando sonó el despertador. Me levanté , preparándome para otro
día de trabajo.
Antes de salir,,
como había sido mi costumbre en el último año, abrí el buzón de correo, con
agradable sorpresa, encontré que en esta oportunidad había sido considerada por
el cartero. Con cierto desgano y sin
siquiera mirar su procedencia, la abrí. La carta tenía la identificación de la
Orquesta Filarmónica de Berlín, ¡debía ser un sueño!, me estaban invitando a
una entrevista. ¡Esta era la carta!.
Llegué al Teatro
Berliner, sede de esa maravillosa Filarmónica, con mi gran tesoro en mi maletín de mano: la Batuta destinada a
ser utilizada por mí para dirigir una filarmónica. Mi espalda estaba erguida,
caminaba con pasos fuertes y seguros; me dirigía a entrevistarme con el
director Simón Rattle.
Al entrar en ese
edificio que para mi era la catedral de la música clásica, me paralicé .Las
manos me sudaban, los latidos de mi corazón podían oírse a la distancia. ¿Cómo
debía dirigirme?, ¿mi inglés sería lo suficientemente bueno como para explicar
mis deseos y objetivos con claridad?. Mis extremidades no respondían a mis mensajes
mentales. De repente tuve el deseo de devolverme y correr, no me sentía
preparada. .
Buenas tardes,
¿hacia dónde se dirige?.
Automáticamente
sin pensar siquiera, mostré la carta pues no estaba segura de lo que me
preguntaba, la voz que oía parecía procedente de ultratumba. Algo me estaba señalando el
guía, yo solo seguí su brazo. De alguna
manera llegue a la oficina correcta, me presenté nuevamente con la carta, como
si fuera un carnet de identidad.¡ Esperé!.
Al cabo de un
rato,… -que a mí me parecieron horas-, me
pasaron a una oficina , donde un señor de pelo canoso ensortijado, cejas
pobladas negras y cara amigable, me tendía la mano.
No recuerdo como
lo hice, ni siquiera me cuestiono, solo sé que al término de la entrevista, era
una persona totalmente diferente a la que había entrado. Estaba eufórica, me
habían admitido para una Maestría como director de la orquesta y para ello
debía dar una prueba dirigiendo la orquesta filarmónica, en un plazo de siete días.
El día D, me
levanté sabiendo que esa era mi oportunidad, la suerte ya estaba echada, y el
esfuerzo realizado.
Llegado el
momento, entré al escenario, de manera serena, segura de mí, firme en mi propósito. Al entrar, estaba la
filarmónica entera. La sala estaba llena, no se veía puesto vacío. Los
integrantes de la orquesta me miraban con admiración. El director en su traje
de gala había hecho su entrada. Se acercó al primer violín saludándolo, y se
inclinó ante el público y la orquesta.
Silencio total
en la sala, ¡levanté la batuta!, ¡miré la orquesta! e inicié con gran decisión
el primer movimiento, produciendo una atmósfera de misterio, mis brazos
flotaban al ritmo de la batuta, volaban
en el aire de manera envolvente y suave, extasiándome a medida que se
transformaba en un movimiento de felicidad, derivando luego en una melodía que
generó un ambiente donde se sentía la nostalgia y una sublime emoción; para
finalmente, provocar sentimientos de alegría y enorme felicidad.
La sala explotó
en aplausos, sacándome de ese ensueño mágico en el que había estado durante el
tiempo que duró la obra.
Llena de
emoción, me volví hacia el público, inclinándome en agradecimiento por los
nutridos aplausos, animando a los miembros de la orquesta a que se levantaran
ya que sin ellos nunca hubiera podido cumplir mi gran sueño.
En ese momento
me despertó no el sonido de una sinfonía sino al repique del teléfono, para
recordarme que a las 10 tenía programada una reunión informativa sobre los
indicadores económicos del año 2013.
Doina Yeretzian.
Santiago 17 octubre de 2014
Jesús Morales
Ruiz
Presidente del CIANE
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