JESÚS MORALES RUIZ – ARTISTA PLÁSTICO
moralesruizjesusrafael@gmail.com
PREMIO SOFÍA ÍMBER
PREMIO CIANE 2012
YO, LA INTRANSIGENTE.
Sofía Ímber mejor conocida como “La Intransigente”, cuya temeridad es innegable, nació el 8 de mayo de 1924 en Soroca, Rumania. Periodista, Critica de Arte y Promotoras Cultural. Directora-Fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber MACCSI (1973). Ejerció un liderazgo con capacidad para influir y obtener los recursos requeridos, para llevar adelante sus proyectos de crear un museo de avanzada para el país. El MACCSI es uno de los más importante Museo de Venezuela y Latinoamérica; su colección está integrada por obras de artistas nacionales y extranjeros, jóvenes y consagrados, que fueron seleccionados bajo las exigentes normas establecidas por la Institución. Allí se han realizado desde su creación, importantes exposiciones de artistas nacionales y extranjeros en sus diferentes disciplinas: pintura, dibujo, cine, escultura, fotografía y video. A lo largo de su carrera profesional Doña Sofía ha recibido numerosos Premios y Reconocimientos, se destacan: Medalla de Picasso otorgada por la Unesco (1967); Premio Nacional de Periodismo (1971); Premio Nacional de Artes Plásticas; Orden del Libertador (Venezuela); Orden Legión de Honor en Grado de Chevalier del Gobierno Francés. El Circulo Internacional de las Artes del Estado Nueva Esparta CIANE, en el año 2012, como reconocimiento a su amplia trayectoria en pro del arte y en homenaje permanente a su persona, decidió crear el Premio Sofía Ímber, para distinguir a destacadas personalidades ligadas al medio cultural venezolano. Este Premio se otorgó por primera vez al Profesor Víctor Guédez, destacado Crítico de Arte.
Sofía Ímber mejor conocida como “La Intransigente”, cuya temeridad es innegable, nació el 8 de mayo de 1924 en Soroca, Rumania. Periodista, Critica de Arte y Promotoras Cultural. Directora-Fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Ímber MACCSI (1973). Ejerció un liderazgo con capacidad para influir y obtener los recursos requeridos, para llevar adelante sus proyectos de crear un museo de avanzada para el país. El MACCSI es uno de los más importante Museo de Venezuela y Latinoamérica; su colección está integrada por obras de artistas nacionales y extranjeros, jóvenes y consagrados, que fueron seleccionados bajo las exigentes normas establecidas por la Institución. Allí se han realizado desde su creación, importantes exposiciones de artistas nacionales y extranjeros en sus diferentes disciplinas: pintura, dibujo, cine, escultura, fotografía y video. A lo largo de su carrera profesional Doña Sofía ha recibido numerosos Premios y Reconocimientos, se destacan: Medalla de Picasso otorgada por la Unesco (1967); Premio Nacional de Periodismo (1971); Premio Nacional de Artes Plásticas; Orden del Libertador (Venezuela); Orden Legión de Honor en Grado de Chevalier del Gobierno Francés. El Circulo Internacional de las Artes del Estado Nueva Esparta CIANE, en el año 2012, como reconocimiento a su amplia trayectoria en pro del arte y en homenaje permanente a su persona, decidió crear el Premio Sofía Ímber, para distinguir a destacadas personalidades ligadas al medio cultural venezolano. Este Premio se otorgó por primera vez al Profesor Víctor Guédez, destacado Crítico de Arte.
TEXTO DE SOFÍA IMBER PARA VÍCTOR GUÉDEZ
Me han solicitado permiso para “colocar mi nombre” al premio que este año el Círculo Internacional de las Artes del Estado Nueva Esparta otorga a Víctor Guédez y el primer pensamiento que me acoge es el de invertir la situación, pues considero que mejor debían solicitar permiso a Víctor para aceptar un premio con mi nombre pues, en todo caso, a mi es a quien premian al asociar mi nombre con el de este venezolano ejemplar.
Víctor construyó su vida a partir de un irrevocable compromiso con los más elevados valores que definen la condición humana y en este momento, en este país, este es un acontecimiento que adquiere significaciones extraordinarias. Víctor es una excepción, es un ave rara en este mundo; posee una intachable y vertical rectitud en sus convicciones para alcanzar la solidaridad y la paz a través del ejercicio de la responsabilidad social. Víctor es un hombre cuya serenidad y modestia sobresalen en medio del bullicio y la pretenciosa algarabía característica de una época tan ruidosa y desafectada como la que nos ha tocado padecer. Sus aportes al desarrollo cultural se aprecian por medio de su maravillosa calidad humana, su permanente afán del diálogo y el acercamiento y su impecable dedicación a recorrer exposiciones y fortalecer vínculos entre los artistas y la crítica de arte.
Al reconocimiento de su noble talante se añade una cualidad que necesitamos imperiosamente en la Venezuela que hoy nos duele y queremos transformar. Me refiero a su inmenso coraje y determinación en la lucha por la libertad y la democracia. Víctor jamás ha escatimado en asumir el difícil camino de los riesgos o abandonar las cómodas rutinas y posturas a la hora de enfrentar la tiranía y la corrupción que nos dominan. Ahí, en ese lugar donde no tienen cabida los cobardes, Víctor se nos crece con admiración.
Pero hay un matiz que hace de este Premio una magnífica ocasión para reflexionar acerca de las fuentes posibles para armar caminos nuevos en nuestro país y es que, mientras las puertas institucionales oficiales se cierran al crecimiento, mientras hemos sufrido el desmantelamiento de las colecciones y el empobrecimiento de las oportunidades para la libertad de expresión en los procesos de creación , mientras vemos con pavor la carencia de políticas activadoras del desarrollo cultural; en la Isla de Margarita el Centro Internacional de las Artes constituye una vía de avance para los procesos de crecimiento regional y el impulso de la creación. Me proporciona una enorme alegría unir mi nombre con el de ustedes y con el de un hombre tan generoso y sólido, de la estatura moral y ética de Víctor Guédez. Por eso digo que, en este caso, el honor no es de Víctor sino mío. Gracias, muchísimas gracias.
SOFÍA ÍMBER.
Me han solicitado permiso para “colocar mi nombre” al premio que este año el Círculo Internacional de las Artes del Estado Nueva Esparta otorga a Víctor Guédez y el primer pensamiento que me acoge es el de invertir la situación, pues considero que mejor debían solicitar permiso a Víctor para aceptar un premio con mi nombre pues, en todo caso, a mi es a quien premian al asociar mi nombre con el de este venezolano ejemplar.
Víctor construyó su vida a partir de un irrevocable compromiso con los más elevados valores que definen la condición humana y en este momento, en este país, este es un acontecimiento que adquiere significaciones extraordinarias. Víctor es una excepción, es un ave rara en este mundo; posee una intachable y vertical rectitud en sus convicciones para alcanzar la solidaridad y la paz a través del ejercicio de la responsabilidad social. Víctor es un hombre cuya serenidad y modestia sobresalen en medio del bullicio y la pretenciosa algarabía característica de una época tan ruidosa y desafectada como la que nos ha tocado padecer. Sus aportes al desarrollo cultural se aprecian por medio de su maravillosa calidad humana, su permanente afán del diálogo y el acercamiento y su impecable dedicación a recorrer exposiciones y fortalecer vínculos entre los artistas y la crítica de arte.
Al reconocimiento de su noble talante se añade una cualidad que necesitamos imperiosamente en la Venezuela que hoy nos duele y queremos transformar. Me refiero a su inmenso coraje y determinación en la lucha por la libertad y la democracia. Víctor jamás ha escatimado en asumir el difícil camino de los riesgos o abandonar las cómodas rutinas y posturas a la hora de enfrentar la tiranía y la corrupción que nos dominan. Ahí, en ese lugar donde no tienen cabida los cobardes, Víctor se nos crece con admiración.
Pero hay un matiz que hace de este Premio una magnífica ocasión para reflexionar acerca de las fuentes posibles para armar caminos nuevos en nuestro país y es que, mientras las puertas institucionales oficiales se cierran al crecimiento, mientras hemos sufrido el desmantelamiento de las colecciones y el empobrecimiento de las oportunidades para la libertad de expresión en los procesos de creación , mientras vemos con pavor la carencia de políticas activadoras del desarrollo cultural; en la Isla de Margarita el Centro Internacional de las Artes constituye una vía de avance para los procesos de crecimiento regional y el impulso de la creación. Me proporciona una enorme alegría unir mi nombre con el de ustedes y con el de un hombre tan generoso y sólido, de la estatura moral y ética de Víctor Guédez. Por eso digo que, en este caso, el honor no es de Víctor sino mío. Gracias, muchísimas gracias.
SOFÍA ÍMBER.
PROFESOR VÍCTOR GUÉDEZ
Profesor de la Maestría de Responsabilidad Social Corporativa de la Universidad de Barcelona (España); Coordinador de la Especialización en RSE de la Universidad Metropolitana (Caracas-Venezuela) y profesor del Diplomado de Responsabilidad Social Empresarial (RSE )de la Universidad Simón Bolívar (Venezuela); Profesor del Programa de de Formadores en Responsabilidad Social Empresarial , de la Red Iberoamericana de Universidades (REDUNIRSE); Presidente de CERSE y Vicepresidente del Club de Roma (Capítulo Venezuela). Actualmente es Consultor en áreas de Ética Gerencial, Responsabilidad Social Empresarial, Valores y Cultura Organizacional en países de América Latina y Europa. Entre los libros publicados, se pueden señalar: “La Ética Gerencial. Instrumentos Estratégicos que Facilitan Decisiones Correctas”. Editorial PLANETA; Ética y Práctica de la Responsabilidad Social. El Aporte de la Empresa al Capital Social”. Editorial PLANETA; y “Ser Confiable. Responsabilidad Social y Reputación Empresarial. Editorial Planeta.
Profesor de la Maestría de Responsabilidad Social Corporativa de la Universidad de Barcelona (España); Coordinador de la Especialización en RSE de la Universidad Metropolitana (Caracas-Venezuela) y profesor del Diplomado de Responsabilidad Social Empresarial (RSE )de la Universidad Simón Bolívar (Venezuela); Profesor del Programa de de Formadores en Responsabilidad Social Empresarial , de la Red Iberoamericana de Universidades (REDUNIRSE); Presidente de CERSE y Vicepresidente del Club de Roma (Capítulo Venezuela). Actualmente es Consultor en áreas de Ética Gerencial, Responsabilidad Social Empresarial, Valores y Cultura Organizacional en países de América Latina y Europa. Entre los libros publicados, se pueden señalar: “La Ética Gerencial. Instrumentos Estratégicos que Facilitan Decisiones Correctas”. Editorial PLANETA; Ética y Práctica de la Responsabilidad Social. El Aporte de la Empresa al Capital Social”. Editorial PLANETA; y “Ser Confiable. Responsabilidad Social y Reputación Empresarial. Editorial Planeta.
PALABRAS DEL PROFESOR VÍCTOR GUÉDEZ AL MOMENTO DE RECIBIR EL PREMIO SOFÍA ÍMBER.
Al margen de cualquier intención retórica, quiero decirles que este reconocimiento desborda mis expectativas en superlativo grado. La verdad es que no encuentro muchas razones que me permitan responder la pregunta que me surgió desde el propio momento en que recibí la notificación, por parte de mi amigo Jesús Morales Ruiz: ¿por qué yo y no otros, cuyos méritos son verdaderamente relevantes y significativos? En el marco de esta inquietud, no me queda más que recordar que la reciprocidad es el primer deber del agradecimiento. Ante la generosidad de ustedes, les expreso mi gratitud acompañada con la humildad de quien admite que otros lo merecen más que yo. Ante la amistad de ustedes, les manifiesto mi gratitud acompañada con el reconocimiento de quien valora con afecto la deferencia concedida a mi persona. Finalmente, ante la solidaridad de ustedes, les comunico mi decisión de incorporar este gesto en la memoria de mi corazón, es decir, en aquel lugar de la interioridad que crece con el tiempo y se ensancha con la resonancia pletórica de una dignidad compartida. Así como el poeta Rafael Cadenas, en su Ars Poética, escribió: “Que cada palabra lleve lo que dice / Que sea como el temblor que la sostiene / Que se mantenga como un latido”, nosotros podemos afirmar ahora que la gratitud a la que hemos hecho referencia se inscribe en tales exigencias y, por eso, la palabra gracias, en esta ocasión, se nutre de su más sensible sustancia. Quienes me han concedido este honor, no sólo han incentivado mis reservas humanas más enraizadas, sino que también han repotenciado ese efecto al designar al premio con el nombre de Sofía Ímber. Ella no sólo es una persona digna de nuestra suprema admiración, sino que también es un personaje de resonancia histórica para la vida cultural del país. Pero, más allá de sus cualidades como persona y de sus atributos como personaje, Sofía Ímber representa, para Venezuela, el símbolo de perseverancia, de coraje, de valentía y, sobre todo, de dignidad. Desde que supe que recibiría un premio con su nombre, sentí el orgullo reverencial propio de quien no puede aspirar a más. Nuestra plástica le debe a ella el impulso que le permitió conquistar espacios universales. Puedo decir, con íntima satisfacción, que una de las mejores cosas de este reconocimiento se asocia con el haber recibido el testimonio de amistad de quien constituye una elevada referencia modélica para todo el país. Gracias Sofía y gracias a los amigos del CIANE por haberme hecho sentir una conmovedora vivencia humana. VÍCTOR GUÉDEZ
Al margen de cualquier intención retórica, quiero decirles que este reconocimiento desborda mis expectativas en superlativo grado. La verdad es que no encuentro muchas razones que me permitan responder la pregunta que me surgió desde el propio momento en que recibí la notificación, por parte de mi amigo Jesús Morales Ruiz: ¿por qué yo y no otros, cuyos méritos son verdaderamente relevantes y significativos? En el marco de esta inquietud, no me queda más que recordar que la reciprocidad es el primer deber del agradecimiento. Ante la generosidad de ustedes, les expreso mi gratitud acompañada con la humildad de quien admite que otros lo merecen más que yo. Ante la amistad de ustedes, les manifiesto mi gratitud acompañada con el reconocimiento de quien valora con afecto la deferencia concedida a mi persona. Finalmente, ante la solidaridad de ustedes, les comunico mi decisión de incorporar este gesto en la memoria de mi corazón, es decir, en aquel lugar de la interioridad que crece con el tiempo y se ensancha con la resonancia pletórica de una dignidad compartida. Así como el poeta Rafael Cadenas, en su Ars Poética, escribió: “Que cada palabra lleve lo que dice / Que sea como el temblor que la sostiene / Que se mantenga como un latido”, nosotros podemos afirmar ahora que la gratitud a la que hemos hecho referencia se inscribe en tales exigencias y, por eso, la palabra gracias, en esta ocasión, se nutre de su más sensible sustancia. Quienes me han concedido este honor, no sólo han incentivado mis reservas humanas más enraizadas, sino que también han repotenciado ese efecto al designar al premio con el nombre de Sofía Ímber. Ella no sólo es una persona digna de nuestra suprema admiración, sino que también es un personaje de resonancia histórica para la vida cultural del país. Pero, más allá de sus cualidades como persona y de sus atributos como personaje, Sofía Ímber representa, para Venezuela, el símbolo de perseverancia, de coraje, de valentía y, sobre todo, de dignidad. Desde que supe que recibiría un premio con su nombre, sentí el orgullo reverencial propio de quien no puede aspirar a más. Nuestra plástica le debe a ella el impulso que le permitió conquistar espacios universales. Puedo decir, con íntima satisfacción, que una de las mejores cosas de este reconocimiento se asocia con el haber recibido el testimonio de amistad de quien constituye una elevada referencia modélica para todo el país. Gracias Sofía y gracias a los amigos del CIANE por haberme hecho sentir una conmovedora vivencia humana. VÍCTOR GUÉDEZ
Jesús Morales Ruiz
Presidente del CIANE
Presidente del CIANE
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