JESÚS MORALES RUIZ – ARTISTA PLÁSTICO
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JESÚS SOTO
El Maestro del Movimiento Virtual
LA PERCEPCIÓN DEL ARTE.
“Mi punto de partida fueron Cezanne, el Cubismo y Van Gogh. Nunca estuve interesado por hacer pintura nacional ni por seguir las corrientes nacionales (…) No había la suficiente información ni formación para entrar en el campo de la creación pura.
Lo importante para mí era encontrar el modo de poder separar definitivamente la abstracción de la figuración, sin dejar de ser pintor (…) Mi preocupación fundamental consiste en destruir la forma en busca del movimiento dentro de la bidimensionalidad.
La vibración es una relación existente al margen de los elementos. Ellos sólo sirven para demostrarla. A partir de aquí constato, no ya la pobreza de los medios de expresión figurativa, sino incluso la insignificancia intrínseca de los elementos, descriptivos o no, en el lenguaje plástico abstracto.
Los artistas descifran el estado sensible del cosmos, paralelamente como el hombre de ciencias que descifra los estados mensurables. Yo no creo que el hombre está frente al universo, sino que es parte integrante de él. Por Eso no creo más en el concepto tradicional de la pintura”.
Jesús Soto
EL MAESTRO DEL MOVIMIENTO VIRTUAL.
Jesús Rafael Soto nació el 5 de Junio de 1923 en Ciudad Bolívar y muere 14 de Enero de 2005 en Paris, Francia. A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios y reconocimiento entre los que se destacan: Premio Nacional de Pintura, Caracas, Venezuela (1960); Premio Wolf en la Bienal de Sao Paulo Brasil (1963); Premio de la Fundación David E. Bright, XXXII Bienal Internacional de Arte de Venecia, Italia (1964). En su honor se inaugura el Museo de Arte Moderno Jesús Soto en Ciudad Bolívar, Venezuela (1973); se le otorgó la Orden Mérito al Trabajo en Primer Grado, Caracas, Venezuela(1978); Orden Francisco de Miranda en Primera Clase. Fue Consejero de Honor Vitalicio, de la Asociación Internacional de Artes Plásticas (UNESCO), París, Francia (1979). Recibe la Medalla de Picasso de la Unesco (1981); la Orden Andrés Bello en Primer Grado, Caracas, Venezuela (1983); Premio Nacional de Artes Plásticas, Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), Venezuela (1984); Orden General de División Francisco Esteban Gómez (Clase Oro), Nueva Esparta (1993); Orden del Libertador en grado de Gran Cordón, Venezuela (1996). Es uno de los artistas plásticos venezolanos más reconocido y apreciado en el mundo.
SUS ORIGENES.
Sus padres de origen muy humilde, Don Luis García Parra, violinista y Doña Emma Soto, de esa unión nacen cuatro hijos, Jesús el mayor trabaja desde muy niño, y frecuenta la escuela primaria; a la edad de doce años, empieza a tocar la guitarra. Comienza pintando letras y carteles de cine y gracias a su talento consigue una beca para estudiar en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas (1942-1947). Fue Director de la Escuela de Artes Plásticas de Maracaibo, Zulia (1947–1949). El maestro Mateo Manaure lo convence para que se fuera a París y en 1950 fija allí su residencia. No contaba con ninguna beca fija, lo único que tuvo le duró a penas seis meses; su único capital era su guitarra y con ella se ganaba la vida cantando en los pequeños centros nocturnos de la orilla izquierda del Sena (el “Barrio Bohemio” de Paris). Al mismo tiempo no cesaba de trabajar y aprender sobre las nuevas corrientes en las artes plásticas (aplicándose también en la escultura); experimentó la influencia de la abstracción geométrica, conoció las obras de Cezanne, del cubismo y el constructivismo, posteriormente viaja a Holanda y conoce la obra de Van Gogh. Participa ininterrumpidamente en el Salón Des Realites Novelles de París Francia (1951-1968).
Igualmente participa las exposiciones “Le Mouvement I” (1955) y Mouvement II” (1964) (organizadas ambas por la Galería Denis Rene de París). Esta relación fue decisiva en su evolución como artista cinético. Realiza su primera exposición individual en el Museo de Bellas Artes de Caracas (1957).
LA BUSQUEDA DEL MOVIMIENTO VIRTUAL.
El maestro Soto produce un conjunto de obras llamadas progresiones y repeticiones; luego utiliza dos planos físicos distanciados con el mismo motivo geométrico pintado en ambos, de tal modo que el movimiento del espectador ante la obra originaba una percepción dinámica, vibrante en la interpretación óptica de las relaciones de la realidad y profundidad. En ese período utilizó el plástico para sus obras, y fue conocida como la “época del plexiglás” (1955).
Posteriormente sus trabajos en este terreno se han desarrollado a nivel monumental, tales como: Escrituras (1963) y Vibraciones Inmateriales (1965). La ruptura total del maestro Soto con el concepto pictórico de frontalidad tuvo lugar a principios de la década de 1960, mediante la creación de los llamados “Penetrables”, entornos espaciales formados por barras o hilos colgados del techo que según los movimientos en su interior, del espectador y de los diferentes puntos de vista adoptados por éste, varían su aspecto y configuración.
De estas experiencias, fue la obra “Volumen Suspendido” que realizó en 1979 para el Centro Ponpidou de Paris, Francia.
A partir de 1969, el maestro Soto ha emprendido la “desmaterialización” del espacio para entornos cinéticos, por móviles, por estructuras penetrables verticales (que requieren la participación del espectador). Ha realizado grandes obras de ambientes circundantes en la Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela; en la Facultad de Ciencias de Rennes, Francia; en el Museo de Arte Moderno de París, Francia; en el Museum of Art de Nueva York, Estados Unidos, entre otros.
APROXIMACIÓN A SU OBRA:
El empleo del movimiento y de las secuencias temporales en sus obras, constituye uno de los más originales en el arte cinético. Su deseo de conjugar dinamismo compositivo y rigor analítico, lo plasmó en sus primeras obras en la representación de estructuras de líneas y colores que sugerían una proyección externa a los limites del cuadro, y utilizo la superposición de tramas de otros materiales, logrando una “obra cinética de seis planos”, y así dar la impresión de movimiento. El maestro Cruz Diez refiriéndose al cinetismo dice: “lo importante no es que la obra se mueva, esto no es lo característico. Lo transcendente es que la obra deje de ser una estructura para convertirse en un acontecimiento. El observador deja de ser un contemplador pasivo para integrarse a la obra y reconstruir en ella o con ella, una realidad nueva, evolutiva, cambiante en el tiempo y en el espacio. Este es el gran aporte de nuestro movimiento, que no va a ser una moda solamente, por que nuestro trabajo no es una manera de hacer, sino una conquista de un medio, como lo fue la perspectiva en su momento”.
Las obras del maestro Soto plantean esa contraposición estético-dinámico que les da una animación profunda, otra forma de virtualidad, que no es aparente ni sensible, pero que resulta responsable de su estructura íntima. La ordenación lógica, racional por entero y absolutamente controlada que establece por medio de la composición, constituye el soporte estético. Al mismo se contrapone la vibración prevista, sin duda y busca como efecto, aleatoria en cuanto al momento y al sujeto, dentro del cual se va a producir el efecto óptico, y también en cuanto a la transformación que sufren las relaciones dentro de la obra, cuando sus elementos se modifican en el tiempo, en el espacio y en el sujeto.
Esta es lo proposición dinámica. Tesis y antítesis se resuelven luego en la transformación, que asegura la relación intima entre ambas y la estructura profunda de la obra.
Jesús Morales Ruiz
Artista Plástico
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