JESÚS
MORALES RUIZ – ARTISTA PLÁSTICO
CARLOS SILVA
Historiador y Crítico de Arte
A
MI ÚNICA E INFINITA MORADA…LOS OJOS DE CARLOS SILVA.
“Cuando veo tus ojos me invade un azul fuerte y penetrante, un azul que
refleja tu vida y la mía, un azul que amén de su intensidad m
e da paz y me acaricia el alma; en ellos hay momentos de ti y de mí,
instantes que veo fugazmente de todo lo vivido, de todo lo deseado, de lo
construido y lo destruido…de tu verdad y mentira…muchas veces de ese azul han
brotado manantiales intocables, perfectos vivientes, infinitos, que llevan en
sí demasiada tristeza en su alma, y si digo alma, es porque todo lo que de ti nace se lleva parte
de tu alma; son melancólicos afligidos… En ellos han vivido el dolor, la
desilusión, empero otras veces parecen lagunas, son fijos, inmóviles,
inmortales, intocables, imperturbables, pensantes…Creadores.
En espacios de tiempo alguno desfilan destellos cegadores de luz que se
convierten en inmensurables constelaciones de estrellas titilantes, fugaces,
perennes y hermosas que se pierden en ese infinito azul que son tus ojos.
Tus ojos me dominan, protegen, acarician y torturan; tus ojos revelan
todo lo que tú fuiste, eres y serás, pues tus pupilas registran los mejores
momentos para convertirlos en entrañables recuerdos…
En ellos, en tus ojos, entre ese azul me veo, me sumerjo y vuelvo a nacer cada vez que quiero; por ellos tus ojos aún no se
pueden cerrar, no pueden dejar de
mirarme; todavía yo necesito estar en ellos para curarme, excitarme, ampararme,
reconocerme y empezar de nuevo mil veces más…Si tus ojos se cierran, me
obligarás a consolarme y entregarme a un azul muy triste, muy opaco e
inexperto, al azul del cielo…Quien equivocada, apasionada y eternamente más te
quiere en tu vida y en la mía…”
Tu
Hija Mariana Silva
De ojos de arte.
HISTORIADOR Y CRÍTICO DE ARTE
Carlos Silva nació el 22 de mayo de 1937 en Caracas y muere en la misma
ciudad el 19 de noviembre del 2002. Como Historiador y Crítico de Arte tuvo en
la vida el privilegio de convivir con artistas; fue uno de los escritores más
destacados de Latinoamérica, viajo por distintos países, lo que desarrolló su
visión cosmopolita y afirmó más sus raíces venezolanas.
El Dr. Silva a lo largo de su carrera literaria recibió varios premios,
entre los que se destacan: Premio de la Asociación de Escritores de Venezuela (1965); Premio
Nacional de Ensayo, Conac (1981); Premio Especial de Investigación en Ciencias
Sociales, U.C.V (1981); Premio Internacional Sanders de la República Federal
Alemana (1993); Premio Alfredo Boulton a
la Mejor Investigación de Artes Plásticas Conac (1999).
En 1968 obtiene el título de Licenciado
en Filosofía y Letras, en la Universidad
de Valencia, España. En 1974 obtiene el Doctorado en Estética y Magisterio en
el Instituto de Estética de la Universidad de Turín, Italia.
Fue Profesor de Posgrado en el Instituto Universitario Pedagógico,
Caracas (1976-1979), y Director del Museo de Bellas Artes de Caracas (1979-1984).
Fundador, Director y Profesor de la Escuela de Historia del Arte y Museografía
de Venezuela, Universidad José María Vargas (1984-1994). Agregado Cultural de
Venezuela en Colombia (1995).
Fue miembro del Comité de Expertos de la Asociación Internacional de Críticos de Arte
Capitulo Venezuela AICA. Ha publicado
los siguientes libros: Elegías Occidentales
(poesía), Madrid, Ograma (1962); Los Océanos (narrativa), Caracas A.E.V (1995);
Los Días Grandes (poesía) Mérida (1971); Ornamento y Demonios (Ensayo) Monte Ávila
Caracas (1981); Historia de La Pintura en Venezuela Tomo III, Armitano, Caracas
(1993); Tomás Golding, Armitano, Caracas (1998); Jesús Soto y La Filosofía, Ed.
Durban, Miami (2001). Después de su muerte en el 2002, faltan por publicar 18
textos de Crítica de Arte, Historia de la Cultura, y Filosofía del Arte.
TRANSFIGURACIÓN DE LUZ.
El Dr. Carlos Silva, virtuoso escritor, desarrolló todos los géneros
literarios (poesía, narrativa, ensayo), investigo la vida y la obra de los
grandes maestros de la plástica nacional (Marcos Castillo, Tomás Golding,
Héctor Poleo, Jesús Soto, entre otros),
y escribió el texto de los catálogos de las exposiciones individuales :
“Transfiguración de Luz” (1990), Centro Armitano de Arte, Caracas, y “Espacios de Luz” (1994),
Museo de Arte de Coro, (Edo. Falcón), del Artista Plástico Jesús Morales Ruiz.
Cito textualmente una breve síntesis del texto de Transfiguración de Luz: “Si el
arte ciertamente trasciende la mera expresividad subjetiva de quién lo hace,
para desenvolverse lejos de todo solipsismo en el ámbito de lo simbólico,
interpretando y comunicando, entonces toda pregunta sobre la calidad estética
de una obra debe: dirigirse hacia la característica lingüística de ésta en el
lenguaje plástico, habría una co-presencia imbricada de la intencionalidad del
creador, de las concreciones físicas y significativas de la obra y de su
funcionamiento como vehículo de cohesión y estimulaciones sociales. Por lo
mismo las variaciones idiomáticas que se van dando a lo largo del itinerario
creativo de un artista constituye el indicio fundamental para el
establecimiento de juicios valorativos –sin que ello implique, por cierto
desdeñar otros factores que el crítico suele tomar en cuenta, conscientemente o
no, como la comparación de los realizados por el artista con otras
proposiciones plásticas del momento, la repercusión que la obra expuesta tuvo
en el medio cultural y que se ha escrito sensatamente sobre ella.
Ante el conjunto de pinturas de Jesús Morales Ruiz, observadas y
admiradas atentamente y recientemente en su taller, el párrafo inicial de este
texto cobra plena validez para comprender lo que ha buscado, logrado y
transmitido este artista en la
constitución de un lenguaje a través de poco más de una década, el cual culmina
–por ahora- en estos esplendidos óleos que van a ser mostrados al público en
buena hora para las artes plásticas. Para llegar a esta fascinante y densa
proposición, Jesús Morales Ruiz no ha tenido “prisa vanguardista” que tanto
angustia –y a veces hace zozobrar- a muchos pintores jóvenes. Con gran
paciencia empeño y meticulosidad, él se ha ido formando a partir de 1974, en
una tradición de aprendizajes que revela desde el primer momento, una actitud
muy notable en su pintura: reconocer que un artista nace en medio de un
lenguaje aislado por otros en la historia, para hacerlo suyo y luego dar paso a
las transformaciones y al libre juego de
los códigos lingüísticos debe estudiarlo morosamente, a la antigua usanza,
tanto en institución como la Escuela de
Artes Plásticas Cristóbal Rojas y en el
Centro de Enseñanza Gráfica, como en el asiduo a los talleres de artistas que
contribuyeron a la consolidación del modernismo en Venezuela: Juan Vicente
Fabbiani, Luis Alfredo López Méndez, y Tomás Golding…El proceso de
transformación tomó vida
amplia y fluida, pues lo espiritual predomina y selecciona, hace lo que
le viene en gana con los “datos
objetivos” a los cuales el artista mantiene
alusivamente en los lienzos…
De este modo, a través de una lenta decantación de alternativas
previstas desde el comienzo de su trayectoria artística y de la afirmación de
lo escogido, el artista se inscribe y legítimamente en la tendencia del llamado
“Nuevo Paisaje”, sin haber forzado situaciones y experiencias. El estar en
guardia de sus raíces y actitudes llevó naturalmente a Morales Ruiz a la
vanguardia, a una de las facetas más celebradas del acontecer plástico de los
últimos años. Con el color la atmósfera y la idea, el artista inventa la
montaña confiriéndole así a la obra pictórica la libertad de su
autosuficiencia, con la ventajosa pérdida de la claridad referencial de lo que
aspira ser representativo…
Podría afirmarse entonces que Morales Ruiz “Inventa Mundos” –como en el
fondo lo hace todo artística auténtico- o bien, que no pinta lo real sino que
“pinta la pintura”, pero tales conceptos sólo serían válidos y aplicables a la
obra de Morales Ruiz si alejamos de ellos toda alusión a alguna alusión del
formalismo. Nada sería más erróneo que confundir la auto referencialidad de la
imagen de los cuadros de Morales Ruiz con la ausencia de significados
trascendente de la sintaxis pictórica, como si el virtuosismo de ésta fuese un
lúcido y aséptico “fin de fines”…
El entorno paisaje no es entonces, representación icónica en la pintura de Morales Ruiz, sino símbolo
de muy amplias y profundas connotaciones, en vez de explorar y registrar lo
real-natural que nos circunda, Morales Ruiz lo transpone en un proceso donde la
materia se espiritualiza y el espíritu se hace materialización artística, y por
lo tanto simbólica. Veladuras, horizontes insólitos, evanescencias, climas de
tonalidades húmedas, comarcas de fabulación, enigmas traslucidos, energías que
en el color se concentran y se apaciguan , y mucho más se da en estas obras
cuya factura impecable no es sino un medio para ampliar nuestro mundo de
aspiraciones, experiencias y significados…”
Jesús Morales
Ruiz
Artista Plástico
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